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Reseña #354- Un solo día

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Por Coni Valente

“Un día es un montón de cosas. Es, por ejemplo, una unidad de tiempo. Y también es el soporte de la vida. Es decir, los días son donde la vida sucede.”

Esta vez abordaré algo distinto: no es una novela, no son cuentos, no es poesía, no es ensayo. Es una obra de teatro. Hace mil años que no leo una y creo que siempre leí clásicos: Shakespeare, Lope de Vega, Calderón de la Barca, García Lorca, el propio Dante, pero jamás algo así. Hoy les presento a Jimena Aguilar y para desmenuzar este libro que fue ganador del VIII Premio German Rozenmacher en 2013.

Acto I

Susana, Walter y yo en el Camarín de las Musas. Esperamos que nos inviten a pasar a la sala donde debutará con su obra nuestro amigo Mariano. Llega JAVIER.

JAVIER: – ¡Hola chicos! ¿Ya estamos para entrar?

SUSANA: -Sí. Vimos pasar a Marian para adentro y Coni está mirando la cartelera.

JAVIER se acerca a Coni y conversan sobre las otras obras ya en cartel desde hace tiempo. Observan con especial atención el cartel que anuncia “Un día es un montón de cosas”

CONI: – ¡Hey Javi! ¿Cómo estás? Chusmeaba ésta (señalando el cartel). ¿Sabés algo?

JAVIER:- Si, Mariano me comentó algo y cuando me contó sobre qué trataba me dieron ganas de verla. ¿Podríamos arreglar no?

CONI:- Ah, creo que a mí también me dijo algo. La escribió una chica que se llama Jimena, ganó un premio. Me dijo que había pensado que quizás a mí me podría interesar para reseñarla.

Acto II

Es de mañana. Hay mate y mi computadora está encendida. Veo aparecer en el margen derecho de mi página de inicio a “Jimena Aguilar” y ahí voy a apretar sin pensarlo “Agregar a mis amigos”. Ya está, es un hecho. Pocas horas después Jimena acepta mi solicitud y estamos charlando.

JIMENA: – Hola Coni ¿Nos conocemos?

CONI: – Creo que no, pero tenemos algunos amigos en común. Uno de ellos me contó sobre tu obra y se me ocurrió que podría reseñarla para la revista que escribo.

JIMENA: – Me encantaría, obvio. Arreglamos y te lo alcanzo.

Pasaron solo unos días y tenía a la autora llegando en bicicleta a la puerta de mi trabajo. Me entregaba alegre su librito violeta. Me comprometí a leerlo, darle mi opinión y a escribir sobre él.

 

Acto III

Varias veces Jimena me invitó a ver su obra y finalmente no fui. No sé bien porque no lo hice pero sinceramente hubiera sido bueno que lo hiciera.

Empiezo a leer. Siempre de noche. Y es inevitable que al hacerlo busqué puntos de contacto con mi propia realidad. Me muevo entre judíos, muchos de ellos psicoanalizados, también convivo con gois, de hecho soy una. La marihuana es un bien común en el mundo que me muevo, transité algunas grandes pérdidas, pero no encuentro ni en la terapia ni en la religión ningún alivio aunque son tópicos que habitualmente me interesan.

Suena el teléfono. Es él. Es judío. Se llama DARIO.

DARIO: – Hola Con. Estaba pensando en lo que hablamos la última vez que nos cruzamos y creo que ya tomé una decisión. Mi viejo está mal, mi vieja desapareció, no para de fumar porro y no entiendo por qué le molesta tanto que use palabras como OK. Está raro, pensé en llevarlo a terapia conmigo, ¿Qué decís?

CONI: – ¿Tu vieja sigue desaparecida? No lo puedo creer. De verdad, me re sorprende. Entiendo que tu viejo y toda su ortodoxia es compleja, pero borrarse me parece demasiado. Lo de llevarlo a terapia, que se yo ¿con tu analista decís?

DARIO: – Si, con Hugo. El flaco es lo más, creo que quizás va a poder hacerlo entender lo que está pasando. Está obsesionado con la cartita que dejó mi vieja y te juro se está volviendo loco.

CONI: – No sé si tu papá va a encajar en el mundo del psicoanálisis, pero probá, a lo mejor.

DARIO: – Mi próxima sesión lo llevo y veo qué onda. Después te cuento.

Así tal cual pasa en mi vida y pasa en el libro de Jimena. Un joven judío con madre desaparecida, abandónica de su padre, quien ahoga su pena en las drogas. Sin embargo y pese a que a todos los personajes los une un vínculo de sangre, hay cierta desconexión en el aire. Como si las acciones que realizan estuvieran dirigidas más por un mandato que por el amor propio de una familia.  

Acto IV

Es el bar de siempre. Otra vez es de noche. Espero a DARIO.

DARIO:- Nena, ¿hace mucho esperás? Me retrasé en el laburo y venir del centro es un infierno.

CONI:- No Dari, ni te preocupes. Ya me bajé una cerveza yo solita, fiel a mi estilo.

DARIO: – De vos no me extraña nada. ¿Qué tal andás con ese pibito que me dijiste la otra vez? ¿Era paisano no? ¿Leandro? Pregunto….después de todo lo que pasó….

CONI: – Nunca voy a entender por qué se tratan así, pero bueno….nada, bien, qué se yo, no lo entiendo bien. Me da conflictuado, ya veré, pero contame vos, ¿llevaste a tu viejo a lo de Hugo?

DARIO: – Siiiiiii, no sabés. Fue un delirio total. Se prendió un faso en el medio de la sesión, le empezó él a hacer preguntas al analista y encima se invitó a cenar.

CONI: – ¡No me jodas! Contame más.

DARIO: – Nos tuvimos que quedar a comer con toda la familia. Medio un papelón, pasaron cosas desopilantes, pero conocí a la hija de doc y te digo….¡no está nada mal!

CONI: – Ah bueno, lo único que te faltaba es cogerte a la hija de tu terapeuta. Encima es goi. Tu viejo te mata y si vuelve tu mamá y se entera, se vuelve a ir del susto.

DARIO: – No seas tarada. Tengo 26 años boluda. ¿Qué me van a decir? Soy adulto. Tomo mis propias decisiones.

CONI: – ¿Estás muy seguro de eso? Darío hace un mes que estas atrás de tu viejo falopero que está encaprichado con resolver el enigma que hay detrás de una frase estúpida que le dejó tu vieja en un papel el día que se fue. No salís con una mina hace por lo menos 5 meses y ahora te venís a fijar en la hija punk de tu analista.

DARIO: – No me hables así.

Otra vez la ficción de Un día es un montón de cosas se mezcla estrechamente con mi realidad. Darío es el protagonista, se halla en el mismo conflicto y se siente encerrado en el núcleo de un dramón que él mismo ve suavizado por el desconocimiento de un mundo más real. Menos judío, digamos.

Acto V

Mariano, Susana, Walter y yo estamos tomando cerveza. Me llega un mensaje de DARIO.

DARIO: – Mi vieja apareció.

CONI:- Jodeme. ¿Y qué onda?

DARIO: – Te la hago corta. Volvió para decirle a papá que quería separarse. Yo estoy empezando a salir con la hija de Hugo y él también se separó de su esposa. Todo culpa de mi viejo, parece. Cuando nos veamos  te cuento mejor.

CONI: – Estoy con unos amigos ahora, pero quedemos en la semana así me contás la historia. No entiendo nada.

DARIO:- Dale, te llamo estos días. Está todo muy raro, porque en un solo día pasaron todas las cosas juntas y ahora todo es distinto.

Al cortar con Darío, me doy cuenta que lo que me quiso decir es algo mucho más grande que en un solo día pueden pasar muchas cosas. Tal vez intentó abrirme los ojos y hacerme entender que los grandes cambios tienen más que ver con la forma en la que miramos lo que nos circunda, la perspectiva que tomamos, el lugar en el que nos paramos. 24 horas pueden alcanzar para que todo sea distinto.

Acto VI

Llegó a casa y reviso el bolso. Veo asomar esa portada violeta que dice Un día es un montón de cosas.  Inevitablemente resuena en mi cabeza todo lo que me dijo Darío estos días. Su integración desintegrada. Su disfuncional familia pero al mismo tiempo su fuerte arraigo a ella.

Me hago mate y mientras el agua se calienta, pienso en mi judío y yo, en Darío y su goi. Pienso en Natán, protagonista de la obra y la hija del analista. Pero más que eso, mientras tomo el primer mate reflexiono sobre lo que siento que Jimena quiere contarnos: el dolor es insoportable, hagas lo que hagas, y la única forma de sobrellevarlo es atravesarlo. Pienso en mi propia familia, en la de todos los involucrados, en las que describe Aguilar en el libro. Salir al mundo, a veces, puede funcionar como la fe más grande para afrontar las pérdidas. De algún modo, también se presenta al amor como una salida viable a las frustraciones que uno arrastra como miembro de un clan.

Fin.

La dramaturgia tiene una métrica distinta a la de cualquier otro género literario. Y escribir diálogos no es nada sencillo. Los tiempos, las pausas, los escenarios, el ambiente, la música que suena o el silencio que se escucha ¿Todo eso piensa un autor cuando escribe una obra de teatro? Supongo que sí. Se imagina cada acto montado sobre un escenario y la cara de los actores que encarnarán esos personajes.

Esta obra, la de Jimena, cuenta una historia pequeña, un breve fragmento en la vida de una familia de judíos ortodoxos que transita por un momento especial y cómo, finalmente, el entrecruce de ellos con otro grupo familiar que nada tiene que ver con sus usos y costumbres termina afectándolos a todos de una forma drástica.

Un solo día, un acontecimiento extraordinario en una circunstancia única puede virar una manada de destinos. El amor, el desamor, la confusión, las rupturas, los encuentros. Todo esa enormidad que es la vida ocurre de a un día y cada uno de ellos puede ser el principio o el fin de algo nuevo o distinto. Eso nos cuenta Jimena. En un detalle imperceptible, en el devenir del trajín que significa vivir un solo día están las llaves de mil puertas entre las que podemos optar y esa elección que decidimos ejecutar modifica ineludiblemente cada nuevo amanecer.

 

Un día es un montón de cosas (2013)

Autora: Jimena Aguilar

Editorial: Libros del Rojas

Género: teatro

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