Por Valentina Vidal
Escribir es como mirar por una lupa, por un super lente personal en el que cada pequeño o gran detalle, adquiere un color diferente, una lateralidad inesperada para el concepto de realidad que estamos acostumbrados a digerir en la inmediatez de la información, y que nos pregunta de manera persistente acerca de nuestro lugar en esta galaxia y alrededores.
Si tengo que definir dentro de este contexto a Matías Aldaz en La lluvia cae en todas partes, (Mulita, 2014), lo pienso como un observador, como un testigo exquisito de ese universo. Porque en este libro de catorce relatos que lo componen, exprime sin apuro su capacidad de contar lo que ve cavando en las profundidades de cada sistema. Las estructuras de los cuentos, dentro del rico juego que compone un relato corto y su golpe en la mandíbula, muchas veces nos deja con ganas de pasar más tiempo con esa historia que nos aturdió. Pero esto no pasa con Aldaz. Su prosa precisa y aireada, sin fuegos de artificio, le da a cada relato la calidad necesaria y, sobre todo, ese tiempo de convivencia entre el lector y el escritor para dejarnos satisfechos. Los temas, varían desde Buenos Aires y su falta de todo, Corrientes y ese tiempo tan ajeno para unos tan cercano para otros, alguien idéntica a Jodie Foster en el edificio de enfrente, hasta una violencia dislocada, como sucede en el cuento “La tristeza de las mujeres” donde Aldaz refleja, a través del relato, la distorsión de la realidad de un asesino siendo entrevistado por su abogado.
En su novela Bajante, (Mulita, 2017), Aldaz derriba esa delimitación de cuentos versus novela que tanto abunda. No sólo se permite volver a observar con la agudeza que ya había demostrado en sus cuentos, sino que interviene en la narración como desafiándose a sí mismo. Un abogado de Paso de los Libres tiene un accidente automovilístico y queda inconsciente. Su esposa, Mercedes, cuando revisa sus papeles para la internación y trata de ponerse al día con las tareas de su esposo, se encuentra con algunos secretos que ella quiere revelarse para sí. Una carta escrita por una mujer desde Uruguayana, deudas contraídas y algunas sospechas más, la llevan a subirse a su auto y empezar una búsqueda que va mucho más allá que conocer a la que supone amante de su esposo. Aldaz en esta ocasión, no sólo vuelve a reversar lo cotidiano volviéndolo extraño, (me viene a la mente el cuento de Carver “Caballos en la niebla”), sino que además esta novela escrita en tercera persona es intervenida por el narrador en una segunda persona perturbadora, como un navajazo disruptivo en el medio de la oración. Entre las virtudes de Bajante se encuentra la poética y la musicalidad del idioma. Hay pequeños poemas que se desprenden del texto para luego volverse a unir a él y que refrescan la página como si se tratara de un vaso de agua helada en pleno verano, como así también pequeños trazos de juego entre el castellano y el portugués, mientras un cassette acompaña el viaje en una especie de la banda de sonido de esta road movie donde la heroína es de dudosa heroicidad y donde todos los personajes que complementan esta historia contribuyen a cristalizar este mundo vibrante, oscuro y a la vez, revelador.
Matías Aldaz cuenta con varias publicaciones. Esas nubes, Simurg (2009), D’accord, Escrituras indie (2013), La lluvia cae en todas partes Mulita (2014) y Bajante, Mulita (2017).
La lluvia cae en todas partes (2014)
Género: cuento
Editorial: Mulita
Bajante (2017)
Género: Novela
Editorial: Mulita
Autor: Matías Aldaz