Por Pablo Martinez Burkett
Leí El principio de la presión (Club House, 2016) de Dave Alred. No, no es un libro de difusión científica sobre temas cardíacos así que no es el regalo para la tía Porota que le entra a los betabloqueantes como si fueran caramelos masticables.
La obra de Alred aborda el tema de la presión entendida como esa sensación física y emocional que nos nubla el sentido y la capacidad de concentración frente a circunstancias de apremio, sea laboral, deportivo, social, conyugal y una larga lista de etcéteras; al tiempo que propone un número de conceptos y técnicas para mantenerla a raya y rendir de forma aceptable.
Con este marco conceptual quizás pudiéramos ponerlo en el anaquel de los libros de “autoayuda” pero sospecho que estaría siendo ingrato. Como librero ficticio creo que lo situaría en el sector “empresa” o quizás, en la mesa de “coaching”.
Es mi tradición aclararlo al comienzo de cada reseña pero creo que en este caso es por demás de obvio que no me comprenden las generales de la ley porque no conocía ni de nombre al autor. Pero confieso que me gustaría mucho charlar con el tipo. Me explico.
No se me escapa que, de la misma manera que en los cenáculos hipters la clásica milanesa trocó en “filete adobado en fina lluvia de panes seleccionados”, parece ser que la autoayuda mutó al más respetable coaching. Da lo mismo, tengo para mí que los libros de autoayuda sirven para brindar un eficaz auxilio … a la economía del autor. Pero en este caso la obra en comentario vale porque el autor sabe de lo que habla y las técnicas que propone realmente dan resultado.
En efecto, y más allá de mis pruritos con esta clase de libros, leí los capítulos de El principio de la presión con curiosidad y creciente aprobación. Si tuviera que buscar una imagen diría que el libro es una clase magistral de judo: te enseña a lidiar con la presión y a aprovecharte de su impulso para tener éxito en situaciones que, de otra manera, frustraríamos por nuestra propia ansiedad y angustia.
El libro se estructura en torno a ocho principios innovadores y su consecuente desarrollo: i. Ansiedad: la fuente de muchos de los problemas que aparecen cuando estamos bajo presión, cuyos síntomas físicos pueden dominarse para un rendimiento efectivo; ii. Lenguaje: la sangre que da vida a toda la cadena, nunca debemos subestimar su poder e influencia; iii. Administración del aprendizaje: cómo podemos aprender con mayor eficacia y mejorar nuestras habilidades bajo presión; iv. Equilibrio implícito-explícito: cómo mantenemos el equilibrio de información en nuestra mente; v. Conducta: el poder de la práctica efectiva; vi. Entorno: cómo podemos manejar nuestras expectativas y nuestro entorno cuando estamos bajo presión; vii. Apagón sensorial: qué le ocurre a nuestro cuerpo y mente cuando la presión extrema nos golpea y cómo podemos retrasar el impacto y viii. Pensar correctamente bajo presión: el componente final que completa el principio de presión.
El lenguaje es por demás de accesible y consigue suscitar la voluntad de hacer con recetas simples para conseguir lo mejor de sí en todos los ámbitos donde nos desempeñamos. El autor tiene pergaminos más suficientes como para avalar lo que propone. Los que disfrutamos del rugby siempre vamos a recordar el drop de Jonny Wilkinson, apertura de Inglaterra en la final del Mundial de Rugby de 2003, que en tiempo suplementario dejó al local mirando la Copa desde el segundo puesto. La presión llevada al extremo y convertida en habilidad para prevalecer. Dave Aldred lo hizo.
En suma, El principio de la presión se trata de un libro muy recomendable que enseña a manejar el stress hasta usarlo como agente transformador del éxito mediante razonamientos y ejercicios de fácil factura que ayudan a convertirlo en una ventaja. Así que con tranquilidad se lo puede regalar a su tía Porota, pero por otras razones. Todos estamos bajo presión, todo el tiempo. Su tía se lo va a agradecer.
El principio de la presión (2016)
Autor: Dave Alred, MBE
Editorial: Club House
Género: Coaching