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Reseña #984- Al soltar mi cuerpo en remolinos

 

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Por Valentina Vidal

Leí  La casa del tornado (Editorial Bajo la Luna, 2020) de Lila Biscia, un rato antes de la Nochebuena en este año tan peculiar. La poesía suele ser un bálsamo cuando el desamparo se vuelve impostergable, y en este caso,  el título ofrecía su sello lacrado de un día tan especial con dos palabras: casa y tornado, algo que abriga y a la vez es inestable, que arrasa: un abrazo desgarrador, un interior que sacude, donde ninguno de los dos es un absoluto, un punto y aparte.  

“Deshabitarse

es un álamo lo que envuelve la casa

raíces sumergidas

semillas enterradas en la parte de atrás.

una canción minúscula anticipa la espera.”

Los poemas que componen este poemario giran alrededor de un hogar, que pueden ser sus cimientos, en la materia orgánica que los compone, o la metáfora como tal. Después de todo, el hogar, la casa, es para cada quién algo diferente. Bolaño diría que era su biblioteca, otros dirán que el amor, o a donde la mesa esté ruidosa, llena de amigos, de hijos, de risas, de una misma.

“Amparo

¿qué voy a llevarme a la muerte? 

¿la silla rota, la caja

donde guardábamos el laurel?

esta casa hizo harapos con nuestras voces

el techo

ese que se dice amparo

hace tiempo cayó sobre nuestras cabezas.”

Lila Biscia sabe sostener una sudestada en la palma de la mano mientras escribe. Es por esa razón, que los poemas tienen componentes opuestos que produce una aleación y genera una tercera experiencia, la de la multiplicidad, la de mirar por un caleidoscopio que sabe que nada es unilateral ni binario, muy especialmente la poesía.

 

“No importa si alguna vez nuestra casa

soy una ciudad

en la que ya

no cabemos.” 

La escritora alberga y deshabita, gira en los remolinos del aire y escribe mientras hace pie en un mar complejo y juega con las palabras de forma honesta:

“Cimientos

memoricé poemas por si muero

antes de llegar a casa

siempre muero antes de llegar

a esa casa

que no sabemos construir

la que se incendia antes de plantar los pilares”

En definitiva, La casa de tornado es un poemario que está vivo, que respira, que sigue moviéndose después de leerse, mutando hacia otros rincones, de a casa, de la ciudad, de la galaxia o de la biblioteca, pero que siempre será un techo en medio de la intemperie. Es por eso que es un libro que debería estar a mano, para saber que aún en medio de la tempestad, habrá una bocanada de oxígeno, un poema que nos haga saber que todos estamos siempre a punto de rompernos y que a partir de ese saber, es donde nos podemos reconstruir una y otra vez, o al menos tener la elección de poder apilar los ladrillos en donde nos haga falta hasta la próxima tormenta.   

“Rotas

mi abuela me decía paloma en yiddish,

para que pudiese entenderla

movía las manos

formando con ellas un cuenco

a punto de romperse.”

 

La casa del tornado (2020)

Autora: Lila Biscia

Editorial: Bajo la luna

Género: poesía

Complemento circunstancial sonoro:

https://youtu.be/HVFWoY8o4bo

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