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Reseña #942- Vengo de los noventa

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Por Lorena Gall

Lo que ya no existe es una colección de siete cuentos que escribió C. Castagna y publicó Caleta Olivia en 2019. Aquí se narran las vivencias de la generación que asistió al pasaje de un mundo analógico a uno digital, en donde se fusionaban la caída de las grandes utopías con las predicciones oscuras milenaristas. 

Amarillismos, el primer cuento de la colección, cuenta las fluctuaciones del deseo y la empatía en una relación heterosexual. Aquí ya podemos ver los trazos de escritura que aparecerán en el resto de los relatos. Una prosa rica y amena, uso de coloquialismos (chongo, nabo, oraciones introducidas con y) pero también, refinamientos léxicos y grandes momentos descriptivos: “y se metieron en terrenos prohibidos para buscar la gran zona de médanos donde decían que se terminaba el mundo, que para ella era como la tierra prometida, y él dudaba de que realmente existiera, aunque no se lo decía.” 

Las referencias culturales son también recurrentes en este y el resto de los cuentos. Aparecen Prince, la novela Bajo este sol tremendo, Marosa de Giorgio, Leo García, Richard Hawley. 

Amarillismos boceta a los personajes recurrentes: son lectores, progresistas, melómanos, toman drogas. Y deja también una señal del mundo que se venía al mostrar esa intimidad inmediata y por lo tanto frágil y fugaz que se genera entre dos personas que se encuentran sexualmente: “salió del deck y la encontró donde siempre” (sobre una chica que, en rigor, el protagonista no parece conocer demasiado). 

Charly Brown, el segundo cuento, retoma varios de los aspectos mencionados antes. Casi como una variación de la frase “somos lo que comemos”, los personajes de Castagna son sobre todo lo que escuchan, leen, visten, las bandas que siguen y los lugares que visitan. Mucho más que una generación definida por sus convicciones políticas o los modos en cómo se puede transformar el mundo para que sea más habitable, estos chicos hacen manada según el tipo de experiencia satisfactoria que puedan compartir o reconocer como afín: escuchar   un disco de Massive Attack, de Pulp o Television, de Melero o de Joni Mitchell. 

Las referencias de los consumos culturales sirve también para armar un mapa de la ciudad: los personajes forman una especie de confradía que frecuenta la Bond Street, la Quinta Avenida, y los boliches que signaron el fin del milenio y el inicio del nuevo: Ave Porco, Eldorado, El Morocco. 

En este cuento también se hace mención a las drogas (“¿qué tal la drapie que les traje?), una puesta en primer plano de la amistad entre hombres y sus chistes internos y apodos y lo más importante, el humor: “flaco, no te hagas el piola que cuando vos usabas capera de jean yo ya usaba de cuero.” O “Sinatra ama Nueva York y Whitney… Houston!”. 

Quizá la mejor reflexión sobre las búsquedas de esta generación están también presentes acá: “Todos están escapándose de algo. Eso es la noche. Hay una cuestión de compartir, de comunidad, pero también de esconderse, como te decía antes. Es una compulsión por mantener alejado el dolor.” 

La tecnología que se menciona en los cuentos también funciona como cronómetro.  Charly Brow está situado en la etapa del SMS; el que le sigue, La del sombrero, se ubica en plena explosión de las redes sociales, como Facebook.  

    El roce de la difunta es el que más intenta cruzar un tabú.  Un vendedor de cursos de computación tiene una entrevista como profesor con la madre de un chico con discapacidad. En plena reunión, el chico empieza a masturbarse hasta que su madre lo interrumpe para decirle: “¿qué hablamos de manosearte el gansito?”. 

    Algunos personajes se repiten en varios cuentos, como Julián, quizá el alter ego de Castagna y Fucsia. Hola Frank narra el día en que ambos asisten a un recital de poesía. Acá se sintetiza en un solo párrafo a un poeta de esa época: “es un freestyler, un juglar moderno, un reggaetonero sin música ni mujeres que bailen, pero dispara con gracia, más bravo que cualquiera, se planta y dispara: pá pá pá pá y todos bailamos mentalmente.” 

Nuestra Gabi Sabatini es el relato que más trabaja la cuestión de género y los estereotipos, para discutirlos, al contarnos la historia de Sandra, una chica que es primero una gran deportista y luego se convierte en rockera: “ni bien nos mudamos al barrio me enteré de que el jefe de la cuadra era una chica. / Sandra se inclinaba sobre la guitarra criolla a seguir los punteos de Harrison. /Jugaba al futbol que daba gusto y ni entre los dos lográbamos quitarle la pelota.” El mundo masculino, sin embargo, es descripto a partir de algunos tópicos de época: “por todos lados había posters de River Plate, de las chicas de Olmedo, de los Beatles, de Serú Giran y de los otros grupos que yo no conocía”.

Tus cuentos, el último de la colección, es un relato en tercera persona sobre uno de los encuentros entre Julián y Fucsia en una fiesta. Aquí también, Castagna hace un esfuerzo por describir de modo más general al grupo del que sus personajes forman parte: “una mezcla de artistas, escritores, músicos, directores de teatro, actrices y actores jóvenes. Gente moderna en general.” 

Lo que ya no existe es entonces una lectura compleja, refinada y por momentos mordaz del hedonismo de fin de milenio.  

 Lo que ya no existe (2017)

Autor: C. Castagna

Editorial: Caleta Olivia

Género: cuentos

Complemento circunstancial musical:

 

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