Por Josefina Fonseca
“Las palabras que escribo/ no alcanzan/ a las cosas que me rodean/ de las que veo, apenas,/ geometrías incompletas”, escribe Julieta Dal Verme en Geometrías incompletas (Santos Locos, 2017). Arquitecta, además de narradora y poeta, la autora mira con nociones de estructura, proporciones, funciones y encastres, y elabora una poesía de cimientos potentes que evidencia las líneas ásperas de las cosas que no encajan. Las pequeñas fallas de una simetría rota.
Geometrías incompletas, la primera publicación de Dal Verme, es un poemario rítmico y veloz. No sólo porque sus poemas están construidos, en su mayoría, a partir de versos cortos, sino también porque se valen de un universo de palabras en apariencia simples. Un tono austero que gana fuerza en la ausencia deliberada de estridencias. “No tengo más ganas/ de que las cosas pasen/ quiero que se detengan/ y se queden”, dice la autora, con tanta determinación como imprecisión. Aquello que debería detenerse y no se nombra, ¿será acaso la propia escritura, esa herramienta que traduce y descubre lo no completo?
Hay una dualidad en los poemas en relación a las palabras, que parecen por momentos no bastar pero que son sin embargo el motor que posibilita que estas geometrías se develen. “Tengo la certeza/ de que ninguna palabra/ que se haya dicho, o escrito/ pudo, jamás/ conjurar a la muerte”, dice Dal Verme, que aún con esta certeza, escribe. Intenta algún tipo de exorcismo. Y lejos de la retórica, el fragmento “Me pregunto/ qué habrá detrás/ de todas esas puertas/ que no puedo abrir” parece más bien el esbozo de una respuesta.
Dal Verme sale de las escenas para elaborarlas a escala. Y como en un sueño, la temporalidad se quiebra, haciendo sonar con ella la ruptura de otras piezas:
“Desde la estación
vi pasar el tren
adentro, en algún vagón
iba yo, sentada
apretaba en el puño
un muñequito Jack
el flequillo me tapaba los ojos
quería
preguntarle algo a mamá
pero ella dormía
apoyé la cabeza sobre sus piernas
esperé
el tren pasó
lo vi alejarse
con la punta del zapato
apagué el cigarrillo
y crucé”.
La autora crea escenas cotidianas de piezas que se arman como un tetris en el que las fallas asoman con sutileza, apenas como una pequeña incomodidad antes de voltear la página. Pequeños avisos que quedan latiendo, casi imperceptibles y tal vez por eso poderosos, como un alambre electrificado cuyo efecto se acumula en la repetición del contacto. “En las personas/ lo viscoso/ lo asimétrico/ no se ve/ está todo mezclado/ metido/ entre los huesos”, dice Dal Verme, que parece saber muy bien que las formas perfectas y las geometrías acabadas sólo aparecen –con suerte- en algunos objetos.
Geometrías incompletas (2017)
Autora: Julieta Dal Verne
Editorial: Santos Locos
Género: poesía