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Reseña #917- Todo se incendia y se va

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Por Franco Rosso

Cuando Fito Páez sacaba Ciudad de Pobres Corazones nos dejaba sobre la mesa todas sus entrañas, sus odios y su furia. En ese disco el rosarino se despachaba contra una sociedad violenta que le arrancaba el amor de golpe, de la nada. Cuando agarro Hospital Francés siento la misma sensación que al escuchar aquel long play ya lejano pero que se reactualiza constantemente. Entonces creo que, si se podrían musicalizar las lecturas (que de hecho se pueden y lo vivo haciendo), este maridaje sería el ideal. Hospital Francés nos pone en superficie las miserias existenciales que se deben soportar en una sociedad aún no dispuesta para lo otro, anclada en prejuicios, condenando a los personajes al confinamiento social y al ridículo: al vivir en un eterno underground, tanto fuera allá por los ochentas y  noventas, como aún hoy con otro siglo en los lomos, sin haber aprendido lo suficiente. Daniel Gigena logra crear la historia con ribetes de crónica periodística que le dan al texto una simplicidad y un alejamiento de la visceralidad expuesta para poder canalizar esa rabia que fluye en cada línea. Leo en esa clave posible para soportar la rigidez de un narrador que, contrariamente a la época, no oculta nada.  Los personajes (narrador y Jorge) encarnan un just friend que intenta no ofender a un sistema revulsivo y las amistades que van descascarándose, como un revoque viejo y dejan ver la fachada verdadera. Hospital Francés tiene un “Veinte años después” que, aunque parezca que las cosas han menguado, el aire sigue escaseando para una parte de los internos que ansían una respiración sin mascarillas. 

Hospital Francés (2018)

Autor: Daniel Gigena

Editorial: Caleta Olivia 

Género: Nouvelle

 

Complemento circunstancial musical:

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