Por Caro Soria
Quien ingrese en La habitación del instante no tendrá una tarea sencilla. La experiencia será incesante, brumosa, difícil. Y no saldrá ileso.
Quien acepte esta propuesta de Karina de Blasis, editada por Malisia en 2014, se encontrará con una historia o varias. La historia de S. S que puede ser cualquiera; y quizás por eso, fácilmente, ese cualquiera de la historia se convierta en uno.
Apenas se ingresa en la historia aparece una voz que nos dice:
La realidad. ¿Lo real siempre es más cruel?
Y allí aparece el sueño.
Pero la autora nos advierte:
Como el sueño que ocupa un instante ella ocupa la habitación. El presente desaparece. El presente es aniquilado por el pasado y a través del sueño vuelve a salir.
Con esa voz que nos acompañará durante toda la historia y con la advertencia sobre esta habitación que S. ocupa, ya no se podrá confiar en lo que viene. Y se tiene la sensación de que no hay que creer de una manera literal. Sino que hay que desconfiar.
La segunda voz nos pregunta:
¿O aún está soñando?
Sueño o no sueño, la historia sin embargo puede tomar de él algunas cuestiones:
Freud nos enseñó que el sueño tiene un contenido manifiesto y uno latente. Con gran sutileza, la autora nos va dejando pistas: la madre, las hermanas, el dolor, el alcohol, los golpes. Todos indicios reales y concretos. Pero a pesar de ellos, todo puede ser otra cosa. En aquello que S. no quiere ver, en las preguntas que S. no quiere hacer o no sabe hacer, en las certezas en las que quiere creer y no, allí la autora nos introduce en la contracara de la historia. En lo que podría ser pero no es.
También sabemos que en el sueño hay dos trabajos: la condensación y el desplazamiento. ¿Será que estos trabajos quedan a cargo del lector?
Si tuviera que responder diría que sí. La autora logra tocar esos puntos primordiales, esos retoños que todos portamos ya que son estructurales, pero que cada uno ha inscripto de manera singular. En esos universales -el amor materno, el desamparo, el dolor- donde nos identificamos y nos reconocemos, lo no dicho aparece allí y cada quien completará esos blancos con su propia historia, con sus propias marcas.
Con un estilo de escritura contundente y preciso, con capítulos cortos pero no iguales, con palabras que insisten y se repiten… Con todo esto y probablemente más, la autora realiza un enorme trabajo con la palabra y con el lenguaje. El lenguaje que por momentos se desarma, dándole al lector la posibilidad de desarmarse junto con él. Desarmar y rearmar. Desarmar y rearmar el lenguaje, pero también la historia y por supuesto uno. Surrealismo en estado puro.
La habitación del instante (2014)
Autora: Karina de Blasis
Editorial: Malisia
Género: novela
Complemento circunstancial musical: