Por Fedra Spinelli
¿Es un libro de poemas?
¿Es un pequeño ensayo furioso?
La forma del libro: 10 x15 cm el tamaño de las fotos analógicas, 66 páginas numeradas con letras, la imagen de tapa son las teclas en zoom de una máquina de escribir (también analógica), hasta en la forma se revela y grita Un palito ortega por cada millón de tucumanos hambreados.
Fernando De Leonardis, autor-narrador escribe este libro de poesía ensayística o ensayo poético y juega a modo de frontón, y le pega pelotazos a las fisuras que nos dejaron nuestros ídolos inflados. O tal vez sea una forma de rudo homenaje, ¿cómo saberlo? Algo es cierto, repasa como un científico, como un poeta, el camino de líderes que nos trajeron una porción de revolución, pero lo hace con bisturí, y con banderas negras de anarkopalodogma.
Dividido en siete poemas, en los cuatro primeros, revisita el panteón de escritores norteamericanos Bukowski, Kerovac, Ginsberg, Burroughs, Carver, Cheever, Hemingway, salvo dos o tres extranjeros. Habla de la red invisible que los cruza, de lo que los une, su buceo en el ancho mar de la nada, del blanco.
Es adorable el “capitulo o poema” BUKOVER, donde De Leonardis arma un cuadrilátero y pone en una esquina del ring a Charles Bukowski con sus mililitros de whisky y bombachas; y en la otra a Raymond “mameluco” Carver, con sus bebes llorando y sus cuatro trabajos en negro, y donde discuten, “diatriban” y vuelan ganchos de derecha y puños martillo sobre las condiciones de producción de la poesía. Emocionante.
Lo que sigue será más ensayístico, cambia incluso la forma de escritura, son oraciones más largas y un estilo más narrativo que los primeros poemas, que tienen versos cortos. En esta parte hay una suerte de desarrollo y despliegue. El poeta peregrino habla de “corpus de literatura ficcional particular, marxiano, mezcla de ciencia ficción, fantasía épica, filosofía de la historia…” y propone un paseo a modo parque de diversiones por las iconografías marxistas, a mí se me ocurren un montón de juegos, uno donde podemos disparar una pistola con bolas de goma en la cara de Gramsci, por pelmazo. Y un laberinto de espejos donde todos leemos mal a Marx, y hay que encontrarlo entre las miles de caras deformes de postpensadores y analistas. Tampoco se salvan el Che y Fidel, del balazo a quemarropa con pintura fluo. Citas de citas de citas, sectas marxistas, gestas épicas esperando la Gran batalla final, y todo el rosario del Manifiesto puesto sobre la mesa de disección.
En este derrotero con caídos, en este campo de batalla, donde bajamos ídolos falsos, sobrecrecidos, nos sirve pensar como los científicos imaginativos, y que mejor la ciencia ficción para analizar nuestra historia, que mejor que marcianos para entender a los marxistas, por ejemplo Los desposeídos de Ursula K Le Guin. Un mundo utópico que cuestiona la encarnadura misma de la vida comunitaria, y el deseo individual, tan primordial.
Pareciera que la pregunta que se hace de fondo es ¿Hay utopías posibles?
Pero más que nada es una visión de la Historia y los sujetos, actores, papeles de reparto en el desfile. Hay más, mucho más, y hay que beberlo lento como un buen whisky.
Bienvenidos a Marxilandia
Un palito ortega por cada millón de tucumanos hambreados (2014)
Autor: Fernando De Leonardis
Editorial: Añosluz
Género: poesía