Por Cezary Novek y Pablo Méndez
Los siete relatos que componen La cabeza del monstruo son prospecciones que indagan en la violencia pura y dura como fuerza de la naturaleza. No hay juicios morales que distingan lo que es bueno de lo que es malo. La pulsión por provocar daño al otro en estos cuentos parece ser una corriente eléctrica que simplemente se conduce a través de los personajes, dejando dolor y destrucción a su paso. Sin morelejas ni metáforas, el narrador apenas da cuenta de lo que sucede con distancia y parquedad, destacando –a lo sumo, y con disimulo– la belleza del horror. El hilo argumental de los cuentos es apenas un salto al límite que existe no solo de lo normal a lo anormal, también esa breve distancia entre cualquier sentimiento y la violencia. Pero también existe la anomalía fantástica, donde las dimensiones de lo real y lo extraordinario se conjugan en la mente de los personajes.
Como un mago de feria, o un tarotista, el autor nos presenta diferentes situaciones de alto dramatismo e intensidad que provocan cualquier cosa en el lector menos indiferencia. Es un libro que se completa con la lectura. Un ensayo exploratorio que no descarta el realismo carveriano ni la fábula a la hora de probar una hipótesis. Por momentos, los personajes parece que estuvieran jugando adrede a representar un drama que complazca el morbo del espectador. Porque en algunos de los textos quien narra la historia es el ojo despiadado de una cámara, que parece decir constantemente “¿Qué mirás? ¿Acaso te gusta lo que mirás?”. Se podría hacer un link con la escena de la película Funny Games de Michael Haneke, donde uno de los psicópatas vestidos de blanco mira a cámara y nos interpela como consumidores de una perversión que parece inalterable. En ese juego se mueve la literatura de Ducanto, un movimiento de ajedrez para que el lector haga caer el mismo sus murallas y dejarse invadir por la morbosidad de lo que se cuenta.
De estilo sintético e impactante, la prosa de Ducanto casi no tiene palabras de más, lo que lo emparenta con otros cuentistas contemporáneos como Federico Falco, Luciano Lamberti o Samanta Schweblin. Por su temática, en cambio, está más cerca de la teratología mórbida de Juan José Burzi. La cabeza del monstruo reúne cuentos crueles y desangelados, poblados de asesinos, payasos, matones, psicópatas, amigos imaginarios y víctimas abúlicas que abrazan su destino como marionetas de Grand Guignol, habituadas a morir cada noche para deleite del público. Como en El hombre elefante de Lynch, la vidriera está allí, para que podamos reflejar el horror que nos provoca el otro en nuestro propio cuerpo.
La cabeza del monstruo (2015)
Autor: Agustín Ducanto
Editorial: Nudista
Género: cuentos
Complemento circunstancial musical: