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Editorial

Libros. Escribir sobre libros. De eso se trata. La idea de Solo Tempestad nació los primeros días de Enero, como un guiño que te tira el inconsciente. Con seguridad ese momento de lucidez, porque toda aparición de una idea es nada más que subir el interruptor para hacer desaparecer la oscuridad, estuvo plagado colillas de cigarrillos y restos en algún vaso. Contexto épico para quien se dedica a escribir o en realidad un lugar común que no hace más que darle más aire al mito que nos negamos a refutar.

Y así comenzó, como una excusa personal que termina/comienza con un plantel de más de diez personas contando, analizando, comunicando las historias que escriben otros. Y acá creo que reside el valor que intentamos hacer notar. Crear un medio “de miradas”, de interpretaciones, no de juicios categóricos ni determinantes. Y es ahí donde recae la esencia de la página. Escribimos reseñas, no deambulamos por el camino solitario de la crítica incomprensible. Porque por definición, aún hoy, en los medios especializados todavía confunden esas dos formas de comunicar. Solo Tempestad no será un medio donde le vamos a explicar a un escritor cómo debería haber escrito su libro, tampoco será el espacio para rendir cuentas con otro medio, ni tendremos a un grupo de escritores preferidos y denostaremos al grupo contrario (ya sabemos la literatura se divide en grupos de amigos que solo se apoyan entre sí), ni tendremos privilegios por la editorial multinacional antes que por la editorial artesanal. En definitiva, trabajaremos con el combustible de los textos y no con dosis homeopáticas de esa materia prima (frase que no me pertenece, es de Jorge Barón Biza). Nos acusarán de no tener espíritu crítico, porque dentro de la lógica de los medios el prestigio se mide bajando el pulgar y no ejerciendo el verdadero valor de la comunicación. Porque formar opinión no es lo mismo que opinar, es un proceso de producción más complejo, más interesante y más comprometido. Y comunicar es un servicio.

Pero hablemos de libros. Suelo tener en el bolso tres o cuatro, los acarreo sabiendo que no los voy a leer, pero tenerlos me da seguridad, aún a pesar del dolor de espalda al final del día. Coni se comió doscientas páginas en un abrir y cerrar de ojos, y ya me pidió otro de ochocientas, es productora de TV y todavía no entiendo cómo tiene tiempo para leer. Joaquín vive en Brasil y ya tenía preparada una reseña antes de que se la pidiera. La primera convocada fue Macarena y es inteligente, cumplidora y eficaz, es una laburadora de las letras, tiene unos ojos increíbles y es mi amiga, esperamos con mucha ansiedad la salida de su primera novela. Mariana leyó y escribió, aunque a ella no le parezca su texto es envidiable. Con Jan tomé un café, le conté del proyecto, le di un libro y en horas ya tenía escrita su reseña, al leerla entendí cómo lo simple es a la vez complejo, será por eso que le gusta tanto Radiohead. Gaby es poeta y le tocó reseñar un libro hermoso de una persona hermosa, no hace falta decir cuál fue el resultado. Noelia también es poeta y es arriesgada, va hacia los límites del lenguaje, claro es poeta, y de las buenas. Estoy a la espera de la precisión de Fran, de las palabras insustituibles de Migue, de la prosa sofisticada de Yam. Pero el plantel es extenso, en las próximas semanas, en los próximos meses se verán las plumas de Fe, Ceci, Anita, Joe, Sebas, Lucia, Silvina, Victoria, Josefina, Luciana y Patricia. Somos todos diferentes. Somos escritores que escribimos sobre escritores. Somos lectores que intentaremos algo tan difícil como placentero: impulsar la lectura, hacer del libro algo importante, hacer de la reseña una instancia literaria más.

Solo Tempestad es un hecho, la calma antes de la tormenta o la furia de la belleza. Libros. De eso se trata.