
Por Pablo Méndez
Una novela y un libro de cuentos. Dos libros que son la punta de lanza de la flamante Editorial Golosina.
Cursi de Juan Cerono, como su título lo indica, es una exageración: estira el concepto del romanticismo para lograr una trama que en su propio desborde realza el humor, el desconcierto de las relaciones, los recuerdos que se tuercen en las papilas de la memoria.
El autor crea voces entrópicas, de sintaxis altisonantes, que no esconden el tono glucógeno que se mantiene a lo largo del libro: una constante de realidad amplificada, la forma precisa de intensificar lo que se cuenta, de escalonar las acciones y las descripciones para contextualizar la unicidad de la situación hiperbólica. Los personajes entran en escena con el esplendor de sus particularidades, un fino absurdo los absorbe, los acomoda en una temporalidad tan presente como las referencias milimétricamente ubicadas para condensar la intención del texto. La portada introduce todo lo explicado: un fotomontaje de un rostro sin rostro, el beso de Kilmt y unos labios rojos tan cinematográficos como estereotipados. De eso se trata la novela, de jugar al límite con el cliché, de tensar una idea sin que se quiebre; de eso, y de grandes cantidades de azúcar.
En Algo vivo debe haber de Silvina Cafaro, el mundo animal interfiere en lo cotidiano para volver latente una extrañeza, una dislocación de esa realidad que se nos vuelve imperceptible. Incontables son los libros que han tomado a los animales como protagonistas, la extrema intervención en Crímenes bestiales de Patricia Highsmith o en el plano local Antes del encuentro feroz de Agustina Bazterrica. Conejos, arañas, gatos, hormigas crean un mapa salvaje dentro del pueril orden de los días. Los cuentos de Cafaro crean una madeja sombría donde los bordes difusos del instinto y la razón se borran con el correr de las páginas. Lo inofensivo se camufla, la aparente calma se va degradando poco a poco. Los relatos son factura de la mímesis entre dos reinos, y en ese tratamiento difuso de la narración es donde se crea de manera general la potencia del libro. Cabe resaltar “Túneles debajo”, “La suerte del conejo”, “Cobrar sentido” y “Una herida diminuta” como ejemplos ineludibles. Algo vivo debe haber es una frase que representa el sentido de todo, el hálito de vida que no siempre conlleva luminosidad, como en la portada, esa unión entre felino y mujer demarcada por una simetría que separa y une a la vez.
Cursi (2020)
Autor: Juan Cerono
Género: novela
Algo vivo debe haber (2020)
Autora: Silvina Cafaro
Género: cuentos
Editorial: Golosina
Complemento circunstancial musical: