Por Francisco Magallanes
Una especie de hormigueo en el cuerpo me genera la poesía mientras camino el barrio en la primaverita de otoño avanzado en los árboles. Leo Camboyanos de Matías Esteban pateando la hojarasca de las veredas. Un libro de poesía es un como un laberinto, una vez que resolvés la salida no hay otro deseo más importante que volver a entrar. Sumergirse en su universo poético y regresar a los sonidos del oncecatorce, el camión cerealero que conduce un padre por las rutas de la pampa y que un Mati acompaña cebando mates con el deseo del padre y el hijo de llegar a ver a sanlorenzo en el palacio. La narrativa bien presente en este primer poema que abre el libro y la poesía, la música que acompaña hecha de tuercas, chasis, enganches y acoplados pero también de garrafa con hornalla para la pava y la noche en un descanso para camiones cercano al puerto donde aparecen las voces de las mujeres, el vino en damajuana y unos sánguches:
rascan las puertas
las voces
gente que vende
la noche
el aliento caliente
dorado de frío
En el segundo poema largo, ese Mati es acompañado por su madre en el primer día de escuela, en su primera excursión a una estancia con el resto de sus compañeros. El poemario empieza a escribirse en clave de la primera infancia del Mati, signada por la relación con el padre, con la madre, con su hermana y con su hermanito recién nacido. Ambos viajes hacia el exterior son acompañados por sus padres, son como sus primeras excursiones a los indios ranqueles, a lo desconocido, a lo que está del otro lado de las fronteras del confort hogareño de una familia de clase trabajadora que no le sobra para llegar a fin de mes.
no les entiendo
se ríen
y toman cocacola
la cocacola de mi mamá
y yo ni un vaso
toman y ríen
me voy
atrás de un pino y
le rezo a dios que me perdone
que me perdone que desperdicié
la cocacola de mi mamá
El tercer poema que cierra Camboyanos sucede en el chacarero, otro camión que maneja el padre de Mati, pero esta vez espera estacionado por un nuevo viaje mientras juegan con su hermana a descifrarle la cara al camión. Esperan la cosecha de la soja para al menos empezar con los viajes cortos y que entre algo de plata para las ruedas que están lisas.
abro una tranquera un camino entre maíces
remera pegoteada de transpiración
cosechadora a lo lejos el destino
el trigo de la estancia irá en nuestro camión
hasta donde nos mande todo el dinero
para las ruedas y para no ser pobres
El viaje, caminando o en camión, siempre será disfrutable pero cuando sucede a través de la poesía, el lector lo atesora para recomendar al resto de los mortales.
Camboyanos (2017)
Autor: Matías Esteban
Editorial Pixel Editora
Género: poesía