Por Juanci Laborda Claverie
Natalia Ferreyra pertenece a esa rara casta de “escritores topo”. A lo largo de los siete relatos de El resto de los días, se cuentan, por lo menos, de dos historias.
La trama va dejando un rastro superficial, con texturas cotidianas y cercanas al lector, y por otro, debajo de la superficie fluye otra historia, profunda, intrincada, confusa y a veces oscura, que colocadas casi como decoración se tornan el centro de cada relato.
No exagero si digo que cada uno de los cuentos que integran este libro bordea la la intención de perfección literaria.
“Las olas”. En medio de unas vacaciones familiares Agustina repasa los detalles de su relación con Franco, la pareja inmediatamente anterior a su actual marido, y afloran algunos secretos que incluso ella ha intentado olvidar.
“Velocidad crucero”. La protagonista y su padre viajan hasta Catamarca para rezarle a la Virgen del Valle. A bordo de un auto irán surgiendo temas de conversación y silencios que giran en torno al tío Pancho —preso por abuso de menores—, la incapacidad de la protagonista de mantener relaciones a largo plazo y las inseguridades de su padre.
“Sequía”. Dos amigas de toda la vida se reencuentran después de muchos años. El destino las ha llevado desde Córdoba al mundo para finalmente reencontrarlas en Tucumán. Inés ha formado familia, la protagonista sigue soltera. Con el pasar de los días la convivencia irá aflorando recuerdos de una adolescencia juntas, pero también una tensión silenciosa que les indica que ya no son las mismas personas que creen recordar. Como testigo de esto: Mariano, el básico y autosuficiente marido de Inés.
“La música de mi hermano”. Como cualquier adolescente —y por sobre todo aquellos que crecimos en los noventa— Enrique busca darle forma a su difícil mundo través de la música. Pero su oído percibe en las melodías sonidos que pasan desapercibidos para el resto de la personas. Mientras trama algo, trata de instruir a su hermana en la percepción sonora.
“Postura invertida”. Los ejercicios de una clase de yoga sensibilizan a la protagonista, e irán aflorando los recuerdos de su relación con Alfonso, desde posturas sexuales hasta detalles de una reciente separación que no termina de asumir. Como decoración del relato: una fauna humana bastante singular.
“Mesa para cuatro”. Con motivo de la separación de sus ancianos padres, los cuatro hermanos se reúnen a almorzar y decidir qué hacer con el patrimonio en común. A lo largo de la comida se irán revelando dolorosos secretos familiares ocultos o cómodamente ignorados.
“Los ruidos de la selva”. En el medio de unas vacaciones en una paradisíaca isla, dos amigas se extravían en el camino a una playa alejada. A medida que pasan los minutos sin hallar el camino, la relación entre ambas se irá tensando cada vez más, hasta el punto que el lector empieza a conjeturar sobre qué pasará cuando ese último hilo de civilidad se corte entre ambas.
El resto de los días (2016)
Autora: Natalia Ferreyra
Editorial: Nudista
Género: cuentos