Por Josefina Fonseca
Biografía y ficción (Notanpüan, 2019) es el título del libro con el que Damián Huergo ganó en 2017 el Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes en categoría cuento. Un título que no es homónimo de ninguno de los cuentos que componen el libro y que es, además, una provocación al género mismo. En un oficio de encasillamientos casi obligatorios en el que parece prioridad demarcarlo todo, Damián Huergo propone el nada inocente juego de borrar explícitamente los límites.
Se trata de nueve cuentos narrados en primera persona por una voz masculina que regresa, sutilmente, a unas mismas referencias: la alusión al camión volcador de su padre, a los perros dóberman, al conurbano bonaerense –con sus líneas de trenes–, al hermano drogadicto, a la ascendencia europea, a la carrera de Sociología, a la ruta y a las preguntas y las respuestas que emanan del río –que puede ser el de La Plata, pero también el Danubio o el Río Negro–, a un padre y una madre pujando “por separado” hacia el mismo lado, entre otros elementos que operan como imanes que fijan las historias a una misma superficie. Tal vez algo de eso haya visto el autor cuando reunió textos y relatos pensados para proyectos varios y, leyéndolos por primera vez juntos y de corrido, descubrió que estaba frente a un libro. Un libro hecho de (¿con?) múltiples viajes.
En las historias de Biografía y ficción se viaja por tierra para buscar a un hermano que se fue huyendo de sí mismo, pero también para reproducir por fin el viaje leído diez antes en un libro de Steinbeck; se viaja en camión junto al padre y al abuelo enfermo para recrear, en una suerte de ritual transgeneracional, los falsos recuerdos que produce el Alzheimer; se viaja por agua para seguir la ruta final de un padre que se apostó la vida en un casino flotante; se viaja en lo que se pueda para recuperar, en la forma en la que el viaje disponga, una pista de los ausentes. “Como si estuviera buscando algo de lo que ni siquiera recordaba la forma”, reflexiona uno de sus narradores (¿acaso el único del libro?). Aunque en los cuentos de Huergo poco parezca suceder puertas adentro –los escenarios son el tránsito hacia otro lado– es, sin embargo, en la intimidad de los personajes donde el movimiento sucede.
Si bien es cierto que los cuentos que componen el libro tienen diferentes densidades (en algunos podemos intuir una maquinaria narrativa de piezas pulidas y encastradas como engranajes, mientras que en otros el autor nos convoca a creer en la forma de una evocación –“no es joda”, dice frente a una supuesta inverosimilitud en la trama y nos convence de que la voz que cuenta no es otra que la del propio Huergo–; o incluso podemos sentir el oleaje de ambos procedimientos sacudiéndonos en la misma historia), no menos cierto es que el viaje aparece como el gran catalizador. Y también, o sobre todo, está la potencia de esa prosa limpia que pareciera esperar con humildad al momento oportuno para desplegar las texturas y los perfumes de los que es capaz.
“Cada vez que oía las sirenas de un barco o veía un avión subrayando el cielo celeste, sentía que una pluma de alambre le tocaba la piel” escribe Huergo en alusión a John Steinbeck, autor del libro que le puso –a su narrador, a él o a los dos– “los pies en la ruta”. Qué elocuencia la imagen de una pluma de alambre. ¿No hace pensar en la más primitiva mecánica de una escritura?
Biografía y ficción (2019)
Autor: Damián Huergo
Editorial: Notanpüan
Género: cuentos
Complemento circunstancial musical: