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Reseña #779- Las vías de la vida

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Por Coni Valente

Este es un libro muy particular, es distinto, es único. Es la primera novela de Leandro…o Pablo. En realidad Pablo Leandro, que aclaro, es solo Gil de apellido.

Esta novela es un libro sí, pero además es una cortina  musical porque el autor le incorpora a la narración una playlist sugerida para ir leyendo y le da un formato algo similar a una rutina radial que empieza en el punto más crítico (o al menos en apariencia) y hace como un rewind al principio de los tiempos, cuando aún no existía la existencia. Valga la redundancia.

Las vías de la herida es un relato autobiográfico y cuenta la historia de un chico de barrio al que le pasan cosas, muchas cosas… que nos va mostrando ordenadamente en segmentos pensados con precisión para que desde la primera letra, la historia nos atrape hasta los huesos. Nos atrape y no nos suelte hasta el final.

Primera observación que haré al respecto de lo meramente literario es que Leandro tiene una forma de escribir extremadamente amable, leerlo es como escucharlo hablar. Y aunque no pierde en lo absoluto su corrección sintáctica, que por cierto es de destacar, cada palabra, cada oración, cada párrafo se sienten como si tuvieras enfrente a Leandro mirándote a los ojos y contándote.

Esta novela creería, casi sin dudarlo, que ha sido para el autor un enorme proceso de sanación personal, interno y profundo; una terapia infinita para todos esos demonios que ya venía arrastrando antes de llegar a ese andén un sábado a la mañana en el que una nueva historia comenzaría, pero que es en realidad el punto exacto en el que  muere Leandro y nace Pablo, o al revés. Aún no lo sé.

La introducción del libro son tres páginas en las que uno como lector siente como si una daga fría le atravesara el corazón. Es un relato crudo en el que Leandro no se priva de dar detalles al respecto del accidente que sufre. Lees y lo ves ahí, sobre las vías, desangrándose, perdiendo una parte de él, dejando bajo ese tren un pedazo de su humanidad pero también un trozo de su pasado. Se desgarra por fuera, pero también por dentro, como un desmembramiento mental en el que se desintegra todo lo que hasta allí conoció como su vida. Y entonces cuando uno está sumergido en ese dolor físico que hasta se puede palpar leyéndolo, la narración te pega un golpe y te saca de esa trágica escena, llevándote al origen: el nacimiento. Luego, es tan simple como una cronología básica, un camino recto hasta el nuevo comienzo, esta vez, el elegido.

Las vías de la herida es un libro escrito desde las entrañas pero con absoluta inteligencia, es una novela que llora, que sangra, que duele, pero que también traspasa a la propia lectura porque ese personaje que está ahí encerrado en las palabras es una persona real y entonces, en ese punto es donde todo se confunde. Miles de preguntas y repreguntas aparecen a medida que las páginas avanzan pero al final, la novela no te deja un sabor amargo, sino más bien todo lo contrario, porque Leandro te cuenta su historia pero sonríe mientras lo hace y verlo de ese modo también te hace sonreír a vos que estás leyendo.

Aun cuando queramos negarlo, se empieza Las vías de la herida esperando saber qué pasó en el andén aquella mañana, pero al terminar de leerlo, hasta podría decir que ese acontecimiento se convierte en algo menor.

En cuanto a formas, el autor repite mucho la palabra literalmente (sobre todo en los primeros bloques) a modo de reforzar en los lectores la credibilidad de lo que relata.  Por otro lado, la forma en la que el autor presenta a los personajes y repite sin cesar nombres y vínculos es un poco excesiva, pero estimo que es el recurso que Leandro encontró para transmitir el desorden de su mapa familiar y la sensación que a él mismo le causaba estar inmerso en ese árbol genealógico.

En definitiva, Leandro es llano, liso, sin vueltas. Consigue atrapar al lector. La narración está muy bien estructurada y amén de que su lenguaje es coloquial, su estilo es más bien poético.

Las vías de la herida es una novela en donde encontraran emoción, risas, angustia; Leandro persigue empatizar, pero por sobre todo es una escritura honesta, genuina, en donde el autor elige “mostrarse” sin condiciones.

Fuera de lo estructural, en cuanto al contenido, me sorprende sobremanera la psiquis del personaje central, constante con el correr de la narración y al mismo tiempo centrado de forma esencial. Eso hace Leandro con este libro, cuenta su historia con una sonrisa en la boca, con una templanza poco común, con unos ojos bien abiertos y mirando fijo al destino que está por llegar.

Ya no importa en lo absoluto que el autor de este libro  tenga o no brazos, porque lo que realmente pesa en lo que dice es el corazón que le pone. Si bien, ese subte, aquella mañana, le arrancó parte de si, esas vías le trajeron más cosas de las que se llevaron, y como cada día cuenta, la historia de Leandro es más presente que pasado.

 

Las vías de la herida (2018)

Autor: Leandro Gil

Editorial: Milena Caserola

Género: novela


Complemente circunstancial musical:

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