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Reseña #897- Cine y televisión como imaginario novelístico

NOUVELLES

Por Diego E. Suárez

Según el consenso crítico, entre los primeros cultores del cine como modelo de un imaginario novelístico se encuentran el argentino Manuel Puig y el cubano Guillermo Cabrera Infante. Este último, en 1976, en un estudio de televisión de la RTVE, se sentó frente a Joaquín Soler Serrano y contó: “A los 29 días de nacido, mi madre me llevó al cine por primera vez a ver la reprise de Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis. Recuerdo que yo era capaz de leer películas, es decir, de verlas y comprenderlas, mucho antes de saber leer.”

Aunque parezca osado, podríamos inscribir en esta genealogía tres recientes novelas cortas de una autora y dos autores de la provincia de Santa Fe, respectivamente: Analía Giordanino (Santa Fe, 1974), Franco Rosso (Tostado, 1979) y Juanjo Conti (Carlos Pellegrini, 1984), quienes, cada cual a su manera, nos sugieren una narrativa que dialoga con el universo simbólico del cine y, más aún, de la televisión. 

La Ripley (EMR, 2018), de Giordanino, mereció el segundo premio en el concurso regional de nouvelle de la Editorial Municipal de Rosario en 2018. En la misma, se propone como alter ego de la heroína de Alien una soldado santafesina que debe resolver un conflicto existencial en la intersección de estampitas de la virgen, códigos barriales, Chanel Nº 5, sanguijuelas, cumbia y fantasmas costeros. Por su parte, Mandarinas (EMR, 2019), de Rosso, narra la historia de un grupo de amistades vecinales: El Pula, el Pájaro, Fredy –apodado así por tener unos incisivos que no les iban en zaga a los de Freddie Mercury–, Tu Sam –como el mentalista mediático–, el Ojón, Amparito –la única chica– y el narrador. Sus infancias de provincia están signadas por la presencia de un mandarino, cuya desaparición cifra la pérdida de ese paraíso del que son expulsados, ya en la juventud, para dar lugar a un cuadrilátero amoroso con desenlace fatal. Por último, Las lagunas (EMR, 2019), de Conti, nos lleva a Carlos Pellegrini, en el centro oeste santafesino, donde se alternan escenas de la vida cotidiana de Matías Migliorati –un chico de salud muy delicada propenso a las lagunas mentales– con los avances de la investigación llevada a cabo por la oficial Dana Carrique para el esclarecimiento de un caso que tiene su origen en el hallazgo de restos óseos de niños de entre siete y doce años en la llamada “laguna de Cano”. Los acontecimientos se precipitan cuando el análisis bioquímico de una muestra de la cercana “laguna de sangre”, detrás del frigorífico, da como resultado la presencia de residuos patológicos. (Cabe destacar que estas dos últimas nouvelles fueron finalistas del ya mencionado concurso con un jurado conformado por Vera Giaconi, Alan Pauls y Luis Sagasti.)

A pesar de lo arbitraria de esta serie, arriesgamos una clave de lectura televisiva y, por añadidura, popular: por un lado, el diálogo vernáculo con películas de ciencia ficción; por otro, la subversión trágica de telenovelas juveniles tales como La Banda del Golden Rocket o Verano del 98; y, por último, el mestizaje del policial con elementos de cine clase B. Todo lo cual podría configurar una cosmovisión afín a un gran número de lectoras y lectores que, parafraseando a Cabrera Infante, hemos aprendido a leer producciones televisivas, es decir, a verlas y comprenderlas –e incluso a referenciarlas como parte de nuestra educación sentimental–, mucho antes de saber leer literatura. 

La Ripley (2018), Mandarinas (2019) y Las lagunas (2019)

Autora y autores: Analía Giordanino, Franco Rosso, Juanjo Conti

Editorial: Editorial Municipal de Rosario

Género: nouvelle

 

Complemento circunstancial musical:

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