Por Pablo Martínez Burkett
Mientras leía La ficción calculada 2 (Ediciones Godot, 2015) de Luis Gusmán se me venía a la cabeza un poema de Rubén Darío. En particular el verso que dice: “Y la luz de sus pensamientos /casi siempre se veía arder” (Oración por Antonio Machado).
Este es un libro de ensayos, de ensayos literarios sobre autores y pero aún más, sobre temas que conformarían el retablo de obsesiones de Gusmán. Porque a mi modo de ver es un ensayo de lectura. Y uso la frase en un doble sentido. Ensayo en cuanto a la composición meditada de un paper pero también ensayo como intento o prueba anticipada. Y creo que de eso se trata: se propone un recorte de lectura, una aproximación posible.
Con pasión de alquimista Luis Gusmán descompone el punto de ataque hasta reducirlo a su mínima expresión y después, lo resignifica de una manera que resulta admirable. Pero en esa recombinación de los elementos está el hallazgo. Porque en lugar de limitarse a una proposición de silogismos destinados a obtener una conclusión, en no pocos casos hay un scorzo que enuncia otra cosa, algo como un rumor de río entre las piedras que obliga, en consecuencia, a sustraerse del paraguas pacificador de “dado A entonces B luego C” para ampliar la mirada y comprender que en esta colección de escritos hay una suerte de pulsión, de tren en movimiento que, con deliberados claroscuros, va poniendo el foco aquí y allá con urgencia de saltimbanqui pero precisión de cirujano. Por momentos pareciera que el autor empieza un artículo por el medio de una meditación omitiendo todos sus precursores (o dándolos por supuestos o sabidos). Venía meditando con intensidad algún tópico y de repente surge la reflexión en voz alta casi como una epifanía. Por eso la sensación física de estar en presencia de un pensamiento que arde y cuya lectura nos provoca el mesmerismo de la oscilante flama.
Como se nos advierte en el prólogo de esta edición, hay un antecedente primero del que se han tomado varios textos, suprimido algunos y adicionado otros. La partida de ajedrez es la misma, la jugada de apertura se modifica. Una vez más, la sospecha de estar frente a una alquimia reconcentrada que hoy escoge sintetizar estos elementos que quizás no sean los de mañana pero que, con certeza, no son los que elegimos ayer. Aunque el fin último sea idéntico en todos los casos: “lograr que las palabras no se cadavericen en el mismo momento de ser escritas” (“Kafka: el autista baudelariano”).
Por las páginas de La ficción calculada 2 desfilan lecturas posibles de Sarmiento, Borges, Arlt, Kafka, Joyce, Gombrowicz, Puig, José Mármol, el general Lucio V. Mansilla o por mejor decir, lecturas posibles de ciertos aspectos puntuales de… Todos los textos son de una admirable erudición, con aportes novedosos de muchos autores que creía tener bastante descifrados. Es un libro para leer y releer. Para dejar leudando y como el autor, volver una y otra vez para intentar esa deconstrucción minuciosa, perpleja y agradecida. No obstante he disfrutado de cada ensayo, mis favoritos son “Los otros diarios”; “Historia del dinero” y “Tres prólogos”. Un festín pantagruélico.
Quizás la clave de este recorrido de lecturas y proyectos literarios esté velada en la siguiente explicación: “Rodolfo Rabanal en La vida escrita prefiere hablar en voz baja y se pregunta: ¿Por qué esta curiosa predilección? Su respuesta es contundente: Se debe a que soy una persona intensamente atraída por mi yo” (“Los otros diarios”). Gusmán proyecta la intensidad de yo a través de la lectura de sus autores preferidos.
Finalmente, La ficción calculada 2 está dedicada a Ricardo Piglia que en mi panteón personal es una de las primeras devociones. En su estampita tengo escrito “un profesor que escribe”. Es claro que Luis Gusmán es otro profesor que escribe. No podría haberme dado más placer repasar las páginas de este libro.
La ficción calculada 2 (2015)
Autor: Luis Gusmán
Editorial: Godot
Género: ensayo