Por Coni Valente
Eduardo Halfon, autor de esta novela exquisita, es uno de los escritores latinoamericanos más resonantes de la actualidad. Nació en Guatemala en 1971 pero se crió en los Estados Unidos. Lleva trece novelas escritas y ha recibido algunos premios que lo destacan como uno de los talentos de la región. Fuera de lo académico, su familia es muy peculiar: uno de sus abuelos es un polaco que sobrevivió al Holocausto y los otros tres son árabes judíos. Es ingeniero de profesión pero no de carrera y todo lo racional que podría presumirse que es deja de serlo cuando se lo lee.
Hago énfasis en esto de la conformación familiar de Halfon, porque es bastante probable que esta novela no sea más que un dialogo con su propia historia. Tienen sus páginas un claro corte autobiográfico, ya que es de esos judíos que solo lo son a veces, igual que Eduardo, el protagonista central de la narración.
Pero pese a que el libro muestra la ortodoxia no se trata al judaísmo tan solo como una religión que se hereda sino como un fenómeno cultural que es eje central en la construcción de la identidad. Ser aun sin querer no hace que dejemos de ser lo que somos y eso es lo que Eduardo, el narrador y el autor, se cuestionan con el correr de los capítulos.
Dos hermanos llegan a Israel para concurrir a la boda de su hermana menor, pero esa celebración no es más que un pretexto, un punto de partida para contar otra cosa: la incansable búsqueda de la respuesta a la pregunta primigenia: ¿Quiénes somos?
Diversos son los disfraces que uno puede ir vistiendo en su trayecto vital para “esconder” debajo de ellos lo que duele reconocer, lo que lastima asumir o simplemente lo que uno no desea dejar ver. Ese camino es el que recorre este libro en el que el propio autor pareciera ir quitándose capas hasta quedar desnudo frente a un espejo solo para interpelarse, para ponerse en duda y desde ese lugar descifrarse.
La historia que cuenta Monasterio es muy personal y la forma en la que está narrada es de una intimidad inusitada. Es una novela que se percibe con todos los sentidos: que se ve, que se huele, que vibra en cada página, que tiene una musicalidad justa, que hipnotiza al lector y lo seduce con escenas muy bellas. No empalaga pero atrapa intempestivamente.
En el medio de todo ese trayecto casi filosófico aparece como una metáfora la relación amorosa tardía que el protagonista sostiene con Tamara, una aeromoza de Lufthansa con la que se reencuentra en Israel. Eduardo escapa de Tamara como huye de su legado familiar. Y casualmente Jerusalén le enrostra ambas cosas como un modo de obligarlo a reflexionar sobre el asunto.
Sin embargo y pese a que Halfon hace huir permanentemente a su personaje de su esencia, lo separa todo el tiempo de lo que le “vino” como parte de su ADN al nacer, hay también repetidas alusiones a terminología, usos y costumbres de una familia decididamente ortodoxa. Por ende, si bien Eduardo no se siente judío, Halfon cuando lo relata sí lo es.
Por otro lado, es de destacar que la narración va y viene temporalmente, utilizando flashbacks que mucho tienen que ver con esa búsqueda de la identidad del protagonista. Además es muy astuta la forma en que Eduardo adjetiva cada acción y vuelve casi hipnótica la lectura.
Es muy sugerente la cita con la que el libro comienza: “Una jaula salió en busca de un pájaro”, ya que cobra más relevancia cuando el protagonista de la novela reflexiona frente a los muros que visita y que visitó: el Muro de los Lamentos y el Muro de Varsovia. Para Eduardo son solo muros y eso habla ciertamente de su escepticismo a pesar de ser parte de esa cultura. Representa una sensación de “no pertenencia” que está presente de principio a fin. Él se halla atrapado entre esos muros que son su judaísmo. No siente ni la religión ni la cultura como propias y la boda de su hermana menor con un judío de Brooklyn no hace más que recordarle la incomodidad de ser lo que no siente.
Monasterio es Eduardo encerrado entre esos muros que no son más que una metáfora de sus propios muros internos, con los que batalla en las 128 páginas de este gran libro.
Monasterio (2015)
Autor: Eduardo Halfon
Editorial: Libros del Asteroide
Género: novela
128 paginas ,para indagar perfecto para lectores que buscan lecturas atrapantes y que sean hechos latentes.
La autora de la reseña, Coni Valente, empieza con el aspecto biográfico y literario del autor Eduardo Halfon, luego plantea una necesaria pregunta ¿Quiénes somos? y desde ese lugar común enfrenta el autor su propia existencia y su álter ego. Esa incomodidad existencial está bien descrita en esta reseña con precisas palabras (tiene 733) nos adentra al intenso y cincelado universo de Monasterio que se abre con un aforismo de Franz Kafka “Una jaula salió en busca de un pájaro”. Aun no he leído la novela, solo comentarios y alguna reseñas, pero ya la palpito con la lectura de esta reseña, aprovecharé esta oportunidad de leerla.
Bueno ciertamente es fantástico el uso de la relación entre autor y personajes. Me parece que está muy lograda, pero aquí está el detalle, no creo que le transmitas a alguien algo que el libro no hace por si mismo, simplemente no enciende la llama de la curiosidad o quizá no pertenece a mi zona de confort, sea cual sea el caso me agrada tu reseña pero dudo que el libro me llene.
Otra resena que tiene el poder de atraer al lector hacia el libro comentado. Esa es, en suma, la finalidad de las resenas: no hacer una ostentacion absurda de tecnicismos literarios sino de tentar a potenciales lectores a disfrutar el mismo placer que el resenista ha experimentado…