Por Miguel Vilche
Leer un libro en clave de no-ficción siempre acarrea riesgos, sobre todo para los estudiosos o amantes de los datos concretos y el historicismo conservador. Por otro lado es conveniente aclarar que no necesariamente se pierde el rigor científico por tratar a un texto con ánimos estéticos o martingalas de autor. Siempre que se cuente con la pericia necesaria para ser leal a los hechos y describirlos con un ritmo narrativo formalmente aceptable, lo que es todo un desafío extra para la profesión, no deberían existir impedimentos para la empresa. El riesgo es doble si también se pretende traslucir un mensaje político en el camino. Un ejercicio que debería repetirse en los sistemas educativos latinoamericanos, tan vulnerables a la manipulación externa.
Todo esto lo consigue Hernández Orjuela que dibuja un croquis lúcido, sencillo, de los hechos que terminaron por convertir a un personaje entrañable y altruista como José Raimundo Russi en un delincuente sentenciado y fusilado por diversos delitos. Denunciando de paso toda la parafernalia disponible al servicio de los poderes de turno, de la ambición capitalista liberal y extranjera que todo lo hace con fines mercantilistas.
El autor cuenta los hechos en primera persona encerrando al lector en la gélida celda junto al protagonista, mientras va descubriendo una novela llena de misterios, de vueltas de tuerca y descripciones efectivas, nunca aburridas ni extendidas sin necesidad.
La no-ficción permite un doble placer: aprender sobre hechos históricos y de paso, conocer escenarios, sentirse parte de los personajes reales que poblaron esos sucesos, algo que un manual nunca podría conseguir; Orjuela entiende que la historia también es un relato, la narración de acontecimientos que pretenden ser objetivos en base a documentaciones, investigaciones sesudas y entrevistas con protagonistas pero que se puede construir como una trama en virtud de una o múltiples perspectivas, descartando la farsa que se establece oficialmente con la bendición institucional.
El estambre caótico de discursos se ordena por los relatos que se oficializan. Pero como toda narración tiene otra cara, los eventos pueden ser interpretados de otra forma dependiendo de múltiples variables atadas a los poderes de turno que contienen y hasta delimitan al autor más allá de sus bemoles.
Las desventuras del Dr Russi en Colombia son un ejemplo cabal de como esa historia tiene dos caras, o más de dos, claro; los exegetas que la (re)construyen pueden dictar sentencia a la hora de graficar a una personalidad histórica y así informar o desinformar. Quizás mencionar una premisa tan básica como “los libros te sacan de la ignorancia” suena redundante, casi inocente en un sitio como Solo Tempestad. Pero me permito semejante licencia porque es la descripción más adecuada para este libro y las consecuencias que dispara. Ilumina, es un faro que descorre la cortina de la opacidad para encontrar un personaje enajenado por la injustica del poder institucional corrompido, una historia recurrente en América Latina que desdibuja a sus personajes y los hace bascular entre el bien y el mal con recurrencia.
Pensar en héroes locales en un contexto de sobre exposición de héroes foráneos no solo es un riesgo, es casi un pecado; y hacerlo en contra de la corriente institucional, es más arriesgado todavía. Si no es un prócer, de esos solemnes que se festejan en los ritos institucionales o se graban en los billetes, es difícil obtener información de algún personaje rico en desventuras y causas más allá del anecdotario tradicional vernáculo.
Paulo Freire dice “Ninguna teoría de la transformación político-social del mundo consigue siquiera conmoverme si no parte de una comprensión del hombre y de la mujer en cuanto seres hacedores de Historia y hechos por ella, seres de la decisión, de la ruptura, de la opción.” Y claro, el Doctor Russi fue una doble víctima, no solo de los ambiciosos terratenientes y políticos de su país sino de los orfebres de la historia conservadora y radical.
Leer su historia se vuelve vital, “Para Colombia y su memoria perdida…” como reza Orjuela en el inicio de la obra, más como un ruego que como una dedicatoria.
Porque la injusticia cuando se mezcla con olvido escribe las páginas de los libros de historia con la sangre de los inocentes.
Donde los muertos permanecen en pie (2016)
Autor: Darío Hernández Orjuela.
Editorial: Chiado
Género: novela/non fiction