Por Coni Valente
Apenas tuve en mis manos Error de cálculo, no pude dejar de asociarlo con Santiago Soler, el “(…) comandante de una CSI nacional, ideado por Gastón Intelisano en sus ficciones forenses”. Así lo representé en otra reseña, cuando este personaje apareció en “Rituales de lágrimas”, de Alejandro Soifer. Me encanta cuando una construcción ficticia cobra vida propia insertándose en textos de otros autores, porque eso significa que el peso que gana el personaje traspasa las paredes de un libro, se escapa de esas hojas y vive en historias ajenas. La continuidad y la trascendencia le dan una verosimilitud superior.
Amo las novelas policiales, de suspenso y tensión llevadas al extremo; adoro transitar el camino intrincado que siempre es necesario recorrer en pos de resolver un crimen o cualquier otra situación difusa ligada con hechos de sangre.
Con estas dos tremendas motivaciones me meto en el mundo oscuro de esta novela en la que Intelisano logra consolidar su estilo, que a mis ojos, es atrapante y seductor.
Lo primero que siento es la inmensa necesidad de volver para atrás, de descubrir a Soler antes, de verlo nacer en Modus Operandi (2011) y seguir su crecimiento en Epicrisis (2013), novelas previas del autor en las que comienza a edificar la forma de involucrarse de este perito forense con los enmarañados casos a los que le toca enfrentarse. Lo segundo que me pasa es estremecerme con el intento desesperado de domar la ansiedad por ir resolviendo cada detalle de la escena del crimen que Intelisano se encarga de especificar con precisión en cada capítulo. Y lo tercero, es evitar creer que detrás de cada mínima palabra se esconde la clave para develar los misterios añadidos a las hipótesis con las que trabajan los protagonistas.
Ahora pues, la historia. Una familia asesinada en el seno mismo de su propia casa. Ese es el punto de partida de una densa oscuridad que se va dejando ver páginas tras página. Y aquí lo llamativo es que con el correr del hilo que va desandando Soler en pos de resolver el asunto; tanto él como los personajes que lo rodean se van confundiendo en lo tenebroso del caso que los convoca. Todo se vuelve aún más lúgubre cuando se inmiscuye en la narración “lo místico”, que salpica sutilmente a esta historia dándole válvulas de oxigeno que nos permiten salir a la superficie a tomar un poco de aire.
Crímenes escalofriantes, una investigación milimetrada, escenas por demás cruentas y algo de misticismo hacen de esta novela una historia condimentada hasta la médula para los amantes del género. Pero también cuenta con los requisitos más buscados entre aquellos lectores que disfrutan de un relato contundente, sin fisuras, sin cabos sueltos. Se nota, incluso a vuelo de pájaro, que Intelisano es un escritor con método, que no se permitiría jamás lo que le da título a este libro: un error de cálculo. Es posible que esta manía provenga de su profesión o tal vez, al revés, la profesión recala de esta manía. Gastón es Licenciado en Criminalística y ejerce como Técnico en Autopsias en la Morgue Judicial de Lomas de Zamora.
Mientras leo, no puedo dejar de pensar que Intelisano no tiene en su escritura ni un punto, ni una coma de más (ni de menos). Su estilo es ordenado, riguroso, no deja caer datos innecesarios ni tampoco abruma con excesivas explicaciones. Es equilibrado al extremo y eso demuestra su profesionalismo a la hora de relatar. Por supuesto, que tanta precisión no hace desvanecer la sensibilidad que, en mi opinión, todo escritor posee. Y en esta obra en particular, extender su interés hacia las circunstancias que atraviesan cada uno de los personajes, refuerza el concepto de realidad en términos de construcción creíble. Exactamente a eso me refiero: Soler es un ser humano, no es de ficción, existe. Gastón logra que lo vuelva carne en mi cabeza, que sospeche que puedo cruzármelo en la calle, saludarlo, hablar por WhatsApp con él. Y eso lo consigue contándome su resto, todo eso que lo hace persona más allá de su trabajo.
No quiero dejar pasar que otra cosa que aquí sucede es que por naturaleza humana básica tendemos a la morbosidad. El que afirme lo contrario miente y por ende Error de cálculo nos da la posibilidad de mirar absortos y ponernos en la piel de quienes buscan rastros en la escena del crimen pero sin correr los riesgos que ellos corren. Desde ya, esa posición en la que nos coloca Gastón es excitante.
Intelisano repite muchas veces, y supongo que es como una premisa rectora en su trabajo, “la escena del crimen refleja la personalidad del asesino”. Pónganse los guantes de látex, estén atentos y analicen cada prueba. Quizás, develen el enigma, descubran los matices y algún detalle les dé la clave para la resolución del caso. De ese que nos conecta con esta historia, de esa relación que se construye entre el texto y nosotros.
Error de cálculo (2014)
Autor: Gastón Intelisano
Editorial: Vestales
Género: novela
No lo conocía. Me has picado la curiosidad. Anotado.
Buena reseña, Coni!!
Un saludo! ☺