Por Pablo Méndez
La relación entre padre e hijo es uno de los temas recurrentes en la literatura y el cine. Iair Kon, escritor y cineasta, lleva el vínculo hasta el extremo en su novela Tren Eléctrico. Y en ese lazo, indiscutido y complejo, donde la historia de uno se fuga en las venas del otro, construye una novela llena de coraje, importante. Un diálogo invisible, un juego comunicacional implícito que enmarca la estructura del libro en un sala de espejos, donde lo no dicho, lo callado, es pieza fundacional de la identidad del otro. Acaso, si las relaciones de sangre nos permiten encauzar o desvirtuar nuestro propio destino, quizás esta novela sea una forma de permutar nuestra propia vivencia en un sutil holograma, una condición de reconocimiento. Uno de los temas principales, vistos desde ese prisma infantil, es el exilio, los muchos, no solo geográficos, también psicológicos.
La prosa de Kon es otro de los puntos que resaltar. En el menjunje sintáctico que implica ordenar las ideas para construir los andamios de una historia, el autor rastrea con minuciosa intensidad, la palabra precisa, esa que salta a la vista para potenciar una oración o si vamos más allá, esa perla en el picado mar del sentido. En esa búsqueda implacable de decir lo que realmente su cabeza dicta (esa trabazón que tanto anhelaba Rodolfo Walsh para que sus textos respiraran) es donde la palabra es puro alimento en el apetito voraz del lenguaje.
Tren eléctrico pertenece a la Colección Naufragios, dirigida por Martín Glozman, de la editorial Milena Caserola. Para poder entrelazar narrativas es necesario saber que el autor es también autor de la reciente Ficus de Caterva Editorial y director del documental La fraternidad del desierto.
Tren Eléctrico (2017)
Autor: Iair Kon
Editorial: Milena Caserola, Colección Naufragios
Género: novela
Complemento circunstancial musical: