Por Holder y Linden
“Venus in Furs» es quizás una de las canciones que perduran a través de los años inalteradas en su modernidad. Este comentario es el punto de partida para comentar The Velvet Underground & Nico (31), libro de Joe Harvard, editado por Dobra Robota + Walden, de la colección 33 1/3. Este disco imprescindible de la historia del rock fue el resultado de una banda amalgamada en la heterogeneidad de su manufactura: la experimentación de Cale, el temperamento enigmático de Nico, la fábrica ambulante de Warhol, la sangre literaria de Lou Reed. La influencia que generó en todos las décadas que precedieron al verano del amor en bandas de distintos género es un hecho que resalta en las páginas de cualquier diccionario rockero. El libro expone todas estas cuestiones y ademas contextualiza a través de la voz de sus protagonistas el mecanismo en la construcción de un hito de la música. Temáticas como la homosexualidad, el masoquismo (indispensable pensar al Marqués de Sade dictándole la letra de “Venus in furs” a Lou Reed), las drogas, permiten resaltar uno de los puntos analizables en lo que hoy día significa un álbum conceptual. Introducción, contexto y canciones son las tres partes que ofrecen un rico panorama no solo de la confección del primer disco de una banda mítica, tambien es un aproximación a una época a través de la cultura y en especial de la música. Como resumen puede concluirse que The Velvet Underground & Nico no es solo una banda de rock influyente, es un ápice de la música contemporánea.
Con todos lo que soy (32) es la antología poética de Antonio Preciado editada por Amauta & Yaguar. Exquisita edición artesanal que hace honores a la figura del poeta ecuatoriano. El volumen reúne poemas de distintas épocas, divididos cronológicamente. El glosario que finaliza el libro es una forma de acercar a los lectores las formas semánticas y la fonética de los negros esmeraldeños. La vibración de los poemas de Preciado radica en lo cautivante de la tradición oral. El don “de decir” expresado en una dinámica poética verbal que acompaña la lucha de los pueblos. Una lírica de protesta que trasciende el reclamo para enjutarse en la ternura de una voz.
Esta es la dolorosa gente mía,
con la estrella hacia abajo,
que, para no aburrisre de ir muriendo,
siempre tiene a mano un arco iris, cogollos de palmeras,
agua viva de mar
y un pez en blanco.
Los poemas de preciado buscan indagar en la huella personal para levantar las banderas de la identidad de una patria que por extensión es la escenografía del propio espíritu. La atemporalidad es otro atributo: metáforas que ven un futuro más allá de la belleza creadora.
Para lo que somos padres este libro este libro es imprescindible para allanar el camino que la cultura patriarcal ha sembrado a través de años poder y violencia simbólica. Cachorro. Breve tratado de filosofía paterna (33) de Agustín J. Valle, y editado por Hekht, es una forma de encontrarse con la esencia de la crianza, lejos de los postulados que imponen como únicos el machismo paternal del que tanto nos han hecho beber. En la incertidumbre es que la igualdad podrá encontrar las vías correctas, para concetanos con el sexo opuesto en una misma situación, sobre le mismo terreno, con las mismas herramientas, con las mismas obligaciones. Lo heredado no es otra cosa mas que un cúmulo de circuitos que se queman en cada marcha donde la mujer grita, pelea, reclama. En ese escenario, los padres debemos fundar una nueva forma de acercarnos a nuestros hijos: la contención, el apego, el abrazo. Formas de cariño que cruzan los límites de una tradición tan propensa a la frase condenatoria: “Los hombres no lloran”. Las editoras se preguntan en la contrapa del libro: ¿Cómo son las masculinidades necesarias para los nuevos modos de vida igualitarios? La respuesta ta vez se encuentre en esa última línea: Reinventar la mirada para estar al ras del suelo.
El 30 de febrero: y otras curiosidades sobre la medición del tiempo (34) de Olivier Marchon, editado por Godot es un libro que intenta mostrar a a partir de la indagación historia la fuerza dominante del sistema de medición del tiempo. El autor bajo una rigurosa investigación demuestra que la métrica temporal ha sido manipulada durante siglos en pos de la necesidad o la intencionalidad del poder. El autor expresa que el tiempo es un objeto político y por extensión capaz de ser torcido por el antojo de turno. Cada capítulo del libro contiene un hecho singular en el que la historia se ha visto subvertida por la mano del hombre intentando controlar, categorizar, delimitar el tiempo. El año de 445 días y el nacimiento del calendario juliano, las diferentes eras utilizadas en el curso de la historia reciente, la transición al calendario gregoriano, la evolución práctica de la hora a lo largo de la historia, el día en que estados Unidos creó los usos horarios, el día que Francia adopto la hora de Greenwich, historia del calendario republicano, la semana de cinco días en la Unión Soviética, Francia con la hora de Berlín, especificaciones de la medición del tiempo en Etiopía y, por supuesto, el próximo fin del mundo: ejemplos de cómo la humanidad ha modificado hasta la actualidad todo lo que respecta al control del tiempo.
Un perro en la puerta de la casa velatoria (35), de María Soledad Fernández, editada por Paisanita, es una nouvelle que transcurre en una tarde donde la protagonista exorciza los vínculos con su familia a partir del fallecimiento de su padre. En una escenografía única, prensada por el agobiante rito de despedida impuesto por la cultura de la muerte, una esfera kafkiana se trasluce para alojar los pensamientos recurrentes de una narradora que intenta desmenuzar las secuencias del duelo. Con una prosa una prosa ágil, la autora impone climas de encierro con el placebo de una minúscula mirada hacia el exterior. La densidad en el detalle, en el recuerdo, en la reflexión existencial, cae en cascada para resurgir en una instancia redentora que permita en esa evocación teatral realzar la dramaturgia de los hechos. Un raconto que la memoria seleccionada y que anuda con las relaciones filiares directas. La novela fue ganadora del Premio Bernardo Kordon de Narrativa, que organiza rodos los años las editoriales Paisanita y Conejos.
La lectura: una vida… (36), de Daniel Link, editado por Ampersand, para su Colección Lectores, es un ensayo en primera persona donde invitan a los lectores a conocer la pasión por la lectura. La colección es dirigida por Graciela Batticuore e intenta que personajes reconocidos de las letras reflexionen a partir del relato autobiográfico las distintas experiencias y su relación con la literatura. Influencias, frases que se le han estampado en la memoria, maestros (Pezzoni, Sarlo, Divinsky), el germen de su vocación en la infancia y adolescencia, un mapa íntimo que desnuda al docente, al crítico, al escritor, al editor: los distintos hemisferios entrelazados en un yo actual. En los diez capítulos que componen la obra, resalta su trabajo como curador de los papeles personales de Rodolfo Walsh, una de las figuras literarias centrales de la literatura argentina.este libro es un eslabón más en la cadena de una colección imprescindibles para entender la médula del pensamiento crítico de la literatura contemporánea argentina.
La construcción de la mentira (37) (Alto Pogo, 2018) es la primera novela de Gonzalo Heredia. Escrita en primera persona en tiempo presente, la prosa de Heredia es vívida y precisa. Cuenta y juega con un mundo conocido por él: el de la actuación. Un escritor que lee, actúa y escribe acerca de un actor: “En la oscuridad la distingo: su boca tiembla y contrae los músculos de la garganta. Seca su mejilla húmeda, se muerde el labio inflamado y esconde la cara. En su antebrazo, las tres estrellitas tatuadas, en línea de menor a mayor, la última con mi nombre en cursiva. Estoy parado en el tercer escalón. La miro. Se acurruca, entrelaza los dedos sobre las rodillas y se cierra como un capullo. Me siento y suspiro, me froto la cara con las manos, quiero arrancar la máscara de látex que no me deja respirar.” Heredia sabe hacerse de lo sutil del movimiento y lo enriquece. Observa y escribe y en esa narración se encuentra con los ilimitados signos de su mirada personal acerca de las relaciones humanas y de su propio ser.
En los procesos de búsqueda de las editoriales cada tanto se descubren diamantes. Es el caso de Eterna cadencia con Stephen Dixon. La editorial ya ha publicado dos libros de cuentos y una novela, Interstellar, tan innovadora como vanguardista. En esta oportunidad, nos llega Historias tardías (38), treinta y un relatos conectados por un mismo protagonista: Philip Seidel. Conectados por ese eje, el libro se transfigura y captura la esencia de una novela. Pero en esa ambigüedad de género es donde se funda la maestría del libro. En un hecho trágico, el fallecimiento de su mujer, el personaje se entrelaza entre preguntas que no devienen en una introspección melancólica, todo lo contrario, recrean una sensación de vitalidad que corre el tono de lo imaginable. Dixon es una fuente inagotable de recursos narrativos, en cada libro se camufla y viste un ropaje estilístico nuevo nunca artificial, siempre amalgamado con la opción de lo innovador. Stephen Dixon se aleja del convencionalismo de la generación perdida norteamericana, él perteneces a la generación encontrada.
Los sorrentinos (39) de Virginia Higa, publicada por Sigilo, es una novela coral que cuenta la historia de Chiche Vespolini y su familia, inmigrantes provenientes de Italia que se instalaron en Mar del Plata y crearon la pasta conocida como «sorrentino», homenajeando así su pasado en Sorrento. La historia gira sobre Chiche, está narrada con humor y traba un singular pacto de lectura al incorporar palabras como chinaso, mishadura, papocchia, sciaquada, expresiones que Chiche usará a lo largo de la novela, en dónde una de las preocupaciones, además de los conflictos y competencias, es cuidar la receta secreta de los sorrentinos. El tono de la novela es alegre y entrañable. Con personajes que entran y salen, Higa construye el universo de una familia con todas sus complejidades, pero también con sus bondades.
Algún lugar (40) (Dakota Editora, 2017), de Paloma Vidal, es la primera novela de esta autora argentina que se fue a vivir a Brasil a la edad de dos años. Publicada primero en el 2009 y ahora traducida al español, cuenta la historia de una mujer que se traslada a vivir a Los Ángeles con su pareja para hacer un doctorado. “No puedo creer que ya estemos perdidos sin salir del aeropuerto. No quiero creer: si me dejo llevar veré retrospectivamente la conexión entre muchas señales antes invisibles, que indicaban lo que solo ahora, sola en la ciudad, soy capaz de entender. La decisión de venir en vuelos separados me parecerá un primer paso en falso. Peor todavía, el hecho de que no hubiera dos lugares en el mismo vuelo se mostrará como un signo que no logré identificar, pero que ponía en duda el sentido mismo del viaje.” Narrada en primera persona, con fragmentos en tercera y en segunda, construye una estructura rica en ritmo y creatividad. La novela está planteada en tres partes (Los Ángeles, Río, Los Ángeles) y es en esa plataforma que nos moveremos por fuera y por dentro de un universo repleto de subjetividades y sutiles mecanismos de introspección.
Este pálido mundo mío (41) de Martín Sancia Kawamichi, publicado por Evaristo Editorial, es una nueva aventura de uno de los mejores autores argentinos del momento. Trece cuento que buscan la aventura de las sombras cotidianas. En esa tarima narrativa modelan personajes tan diferentes como extraños, un show de fenómenos irredentos en busca de la savia de sus pecados. En esa atmósfera particular el autor los dispone como un maestro de ceremonias hábil y demente: su narración poco a poco va tomando cuerpo hasta el final demoledor. Una duda atormenta al incauto lector: si la imaginación es un mecanismo selectivo o simplemente es víctima de la enrevesada experiencia del autor. Una constante en la bibliografía de Sancia Kawamichi es la descarnada poética de su prosa, un esmalte lírico ante la bruma insostenible de lo que cuenta.