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Reseña #562- Los 15: un abanico de literatura infantil

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Por Pablo Méndez

Esta enumeración no se rige por un orden de jerarquía. Acá solo hay 15 libros de literatura infantil que responden a una selección caprichosa de edición: son libros diferentes entre sí y de los que se analizar características singulares: temas, formatos, tratamiento de las historias, nuevas formas de llegar a lectores que la cultura tecnológica intenta robar.

1- El secreto de Emma (Olivia Editorial, 2014) de Adrián Scotto, con ilustraciones de Leo Frino. La historia es la de una perrita llamada Emma encontrada en la calle. La atención de un ocasional transeúnte que la lleva a su casa es la introducción perfecta para desentrañar el giro de la historia. Emma tiene un secreto que saldrá a la luz hacia el final de la narración. Una de las cualidades del libro es que los dibujo que acompañan la historia solo nos muestran a Emma; el punto de vista es visual mientras una voz en off nos relata los acontecimientos. La mayoría de los títulos de la editorial tienen como protagonista a animales, este dato singular nos acerca al comportamiento humano y a la protección que deben asumir con ellos.

2- 13 cuentos chicos para chicos chicos (Peces de Ciudad, 2017) de Jessica L. Boianover, con ilustraciones de Uma Boianover. Para muchos el número 13 está relacionado con la mala suerte, para otros más propensos a la numerología y a la cabalística el número 13 es una señal sagrada o relacionada con el amor. En las historias se despliegan valores tales como el respeto hacia los demás, el amor hacia los abuelos, el amor romántico, la solidaridad, la enfermedad, la fantasía, los sueños, la amistad, la mentira, el bullying, la diversidad, el respeto hacia la naturaleza y el medio ambiente. Los cuentos son complementados por una guía de enseñanza para que los pequeños lectores puedan desarrollar los puntos que se tratan en cada relato con la intervención de un mayor. Destaco los cuentos “Fábrica de galletitas”, “La muñeca de sus sueños”, “Mi amigo invisible”, “Una cuestión de manchas” y “En los bosques del Rey Mahuey”.

3- El porqué de cada cosa (Criatura Editora, 2011) de Luciano Saracino, con ilustraciones de Aleta Vidal. Las historias de abuelos con nietos son muy comunes en la literatura infantil. La sabiduría y la inocencia son tratadas bajo la poética de la fantasía: El bosque de árboles donde viven todas las cosas, un sol que descansa en un árbol y luego es llevado en carretilla para elevarse, una luna que duerme en un aljibe, estrellas que juegan y se extienden en el campo. Lo dibujos acompañan al texto creando un caleidoscopio de colores brillantes en el ambiente, una metáfora del conocimiento cuando se abre y es pura luz. Una historia donde la pregunta más importante que existe en el universo infantil es protagonista: por qué.

4- Ciudades mágicas (Del Naranjo, 2015) de Daniela Feoli, con ilustraciones de Bett. Lo primero que se me pasó por la cabeza al terminar de leer este libro fue Ciudades invisibles de Ítalo Calvino. La construcción de un mundo en su microscópica esencia. Ciudades imaginarias vistas a través del ojo de la cerradura de una puerta que resguarda la imaginación y la explosión de lo visual. Cada ciudad es contada desde la poesía:  Ciudad Isla, “Perdida es una nuez viajera. Cuando anochece vuelan pájaros como barcos en el aire” o Ciudad subterránea, “Pequeño mundo de castillos de almendra. Las torres son largas como un cucurucho o submarinos debajo de la tierra. Allí abajo, la luz de la luna brilla igual que una margarita”. Las ilustraciones de Bett son cuadros narcóticos que nos imantan y no nos dejan salir de cada página.

5- Caras (Ediciones Tralarí, 2016) de Consuelo Digón, con ilustraciones de Cintia Martín. El libro objeto en su máxima expresión. Porque no solo leemos una historia o apreciamos los dibujos, el lector es parte activa para el precedo de lectura. Cuando abrimos el libro apreciamos que hay oraciones que están al revés, que los dibujos son enorme caras que en sus ojos tienen dos orificios. Para poder conocer la historia en su totalidad hay que estar frente a un espejo que nos devolverá las oraciones a su posición normal y allí conoceremos el enigma en cuestión. En el mercado hay robado melones, y como detectives improvisados los pequeños lectores tendrán que descubrir quién ha sido. Un juego donde el sentido de la historia es complementado por la acción del cuerpo del lector.

6- Crianzas (Editorial Muchas Nueces, 2014) de Susy Shock, con ilustraciones de Anahí Bazán Jara. Estas historias nacieron como micros radiales de lavaca.org para que los niñas y niños crezcan en la diversidad. Su autora se autodefine “artista trans sudaca”, ha colaborado con el suplemento “Soy” de Página/12, su espectáculo de canciones y poesía Poemario transpirado fue declarado de Interés para la Promoción y Defensa  de los Derechos Humanos por la Legislatura Porteña. Las historias contadas en primera persona por Susy tiene un claro interlocutor, lxs niñxs, sus sobrinxs, los sobrinxs e hijxs de todxs. Nos interpela con relatos cotidianos que llaman a la reflexión, nos sacan de la comodidad de la cultura de piedra que las generaciones han tratado de mantener incólumes. Susy es una gran activista que abofetea el status quo, y estos relatos son la carnadura de un paradigma que debemos cuidar: la diversidad.

7- Mi pequeño (Limonero, 2016) de Germano Zullo, con ilustraciones de Albertine. Un libro que lleva el minimalismo de sus letras y sus dibujos a un nivel extremo. Los sentimientos, el existencialismo a partir del otro, el vínculo en estado crudo y puro conforman un libro de trazos que calan hondo en el pecho y el estómago de los lectores. Una historia mínima, con los recursos limitados: sintaxis simple, pocas oraciones, dibujos de lineas finas y poca expresión y un blanco que se lo lleva todo;  la densidad de una historia circular sobre los procesos de la vida: nacer y morir. Ver nacer y ver morir. Los dos polos que conjugan los abismos que hay en ambos lados. Este libro fue uno de los mejores editados del 2016.

8- Largo viaje (Libros de mentira, 2016) de Diego Muñoz Valenzuela, con ilustraciones de Virginia Herrera. Un libro transpolar, con escenas dignas del influjo de David Lynch o si se quiere una versión surrealista de un viaje de búsqueda. En ese trayecto de curiosidad singular aparecen el Tercer ojo, un hombre con traje de hule llevando la cabeza de una mujer despeinada, un gigante en el bosque con gorro de nadador, el huevo del apocalípsis. Un largo viaje que interroga un final destinado a la soledad. Libros de mentira es una editorial chilena que se está haciendo muy presente en la Argentina.

9- Guiso de brujas (Sigmar, 2016) de Patricia Suárez, con ilustraciones de Sabina A. Schürmann. Diez cuentos que apelan a desmitificar el terror, con personajes atractivos que reversionan el clásico personaje de las historias de horror. La bruja Crimilda que se convierte en dragón, La historia falseada de Bárbara Yaga, la bruja Melisandra y un final de cuentos de hadas o la Reina Berenguela y una rana de ojos verdes. Cada relato se inmiscuye en una historia original para darle una vuelta de tuerca gracias a prosa impecable de Patricia Suárez.

10- Finita y el abracadabra (La Brujita de Papel, 2017) de Mariela Slosse, con ilustraciones de Mariano Martin. Finita, cansada de ser la más chica de la casa, de que sus hermanos le coman las milanesas más grandes, el día de su cumpleaños pide un deseo: una varita mágica. A partir de allí la usa indiscriminadamente con su familia. Las peripecias comienzan cuando Finita hace un uso indiscriminado de su varita. Una historia sobre las diferencias en una familia y cómo llevarlas adelante a través de la fantasía. Los dibujos permiten al lector adentrase en una trama divertida y mágica.

11- Había una vez una laguna (Abran Cancha, Colección Potrillo Amarillo, 2015) de Luciana Murzi, con ilustraciones de Mauro Vargas. Una historia que combina texto e imagen. cada oración es completada con un dibujo y apela a la intervención del pequeño lector para completar el significado. Un texto ideal para los más pequeños en el reconocimientos de las figuras y los colores, didáctico sin perder la magia de la narración.

12- Molly Holmes. El misterio del huevo robado (Pictus, Colección Ilustropía, 2015) de Liliana Cinetto, con ilustraciones de O’Kif. El emblemático personaje de la literatura de detectives es personificado por Molly, una gallina que debe descubrir quién ha robado el huevo de su majestad el Rey Le Coq. Pistas que se suceden, escenarios que cambios y la perspicacia de la protagonista para develar quién ha sido el ladrón. La ilustración es herencia de los libros gráficos de finales de los ochenta y principio de los noventa. Una aventura cargada de enigmas que lleva de las pestañas hasta el final a los lectores.

13- Niño Cartón (Árbol de Hechos Editorial, 2014) de Andrea Pizzella. Esta lista estaría incompleta sin un libro artesanal, hecho con las manos de su autora. Niño cartón está ensamblado parte por parte con cartón, arpillera, papel madera. Elementos sin el brillo de materiales caros. Porque el objeto libro tiene su significación, su objetivo más allá de su contenido, y está allí en su forma. Adentro está la poesía, real y desoladora. Porque ese niño sin rostro pero de cartón siente en el juego, en el detalle lúdico de su infancia. Una pregunta en la contratapa del libro abre una nueva significación, más letal: “¿Por qué el hambre la plaza de noche, por qué el niño junta cartones?”

14- Los equilibristas (Edelvives, 2015) de Nicolás Schuff, con ilustraciones de Pablo Picyk. Un cuento de circo, con el uso de las palabras que llama a la risa fácil. Cinco hermanos equilibristas cuyos nombres terminan en “berto” se enamoran de la mujer barbuda del circo. Pero ella está enamorada del hombre bala del circo que ha desaparecido. Los hermanos deciden ayudarla y emprenden la búsqueda de Carlitos, el hombre bala. Una travesía alocada con dibujos en collage y una diagramación que permite a los lectores salirse del esquema habitual. También contiene solapas con los equilibristas para recortar y jugar al circo.

15- Tanta felicidad (Corregidor, colección Puentes de Papel, 2017) de Norberto Gugliotella, con ilustraciones de Daniela López Casenave. Julieta es la reina de la casa, ella convierte cada cosa que hace en un alboroto mágico. Sus días son de tanta felicidad que no piensa que nada puede interrumpirlos. Pero la noticia de la llegada de un hermanito la hace pensar si su lugar preferencial no está en peligro. Una historia que ahonda en los vínculos entre hermanos, los sentimientos cuando aparece alguien nuevo en la familia, los roles familiares. Un libro que apela a la sensibilidad del autor que con la simpleza poética de su prosa nos hace repetir cada frase para hacerlas sonar nuevamente en nuestras cabezas: “con cada sonrisa suya, la casa ría, con cada salto que pegaba la casa temblaba”. Los dibujos a cargo de Daniela López Casenave son sutiles, de colores amables, de gestos que no apelan al detalle descriptivo sino a la sensibilidad que provoca visualmente.

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