Give me a word
Give me a sign
Show me where to look
Tell me what will I find
Lay me on the ground
Fly me in the sky
Show me where to look
Tell me what will I find
Oh, heaven let your light shine down
“Shine”, Collective Soul
Por Pablo Méndez
Dar a luz: una de las formas metafóricas para representar un parto. La cultura imperante descansa en artificios del lenguaje para estructurar a la mujer. La maternidad se rige bajo conceptos preestablecidos, bajo sintagmas inamovibles.
Luminosa es la segunda novela de Gilda Manso, editada por Milena Caserola. En ella se pone en foco la temática de la maternidad y las variables morales y legales que la rodean. Desde lo explícito, el título hace referencia y es explicado en la último tramo de la novela; desde lo implícito, la autora juega con desbaratar ciertos modelos. Porque no importa de qué manera se da a luz, porque la maternidad (luminosidad) no atiende solo a posibilidades biológicas.
La historia central transcurre en solo un par de horas, pero es afianzada por un flashback que gotea y da fuerza al eje argumental. Fausta, mujer independiente y decidida, erige sus obsesiones y se encuentra con lo imprevisto: la posibilidad de ser madre. Sentimiento que a lo largo de su vida muta bajo su propia complejidad. Las distintas capas del deseo se manifiestan, urgen desde los preceptos culturales que potencian barreras: las edades para ser madre y las imposibilidades que reglamentan las formalidades gubernamentales. Pero no solo desde lo contextual que provee el sistema, también desde las interferencias personales: la soledad como paradigma de inestabilidad, la dificultad de las relaciones.
La sensibilidad de los personajes es uno de los puntos fuertes de novela. Fausta desde la plena concepción de su independencia y superación personal, Victoria como una ramificación de la racionalidad, Cristóbal como un sujeto pasivo que se enfrenta a las tribulaciones de Fausta. Y todo se reduce a un ambiente, a Fausta y dos personajes satélites que la complementan y equilibran las divergencias de lo que sería una historia simple pero que condensa la complejidad de las decisiones, de los momentos que se quiebran inesperadamente para transformarse en situaciones límite. Hay un tufillo de incorrección política, de ética no contemplada, de moral amarrada en la zona más oscura del ser humano, de ilegalidad teñida de cotidianidad. Y es así como los personajes se hacen particulares, se hacen únicos para desembarazarse del lugar común.
La prosa es simple pero con notorios ramalazos estilísticos que ostentan una arquitectura íntima del texto más ligada a la naturalidad de los procesos de escritura que a las estrategias formales de la planificación de una obra. La lectura se escalona con velocidad, las palabras penetran en el lector y se ordenan sin ninguna mediación racional. Por eso la novela se siente más allá de la comprensión técnica, más allá de los procedimientos intelectuales que buscan las condiciones de producción.
En los recónditos huecos emocionales del ser humano, allí donde es más difícil ver con claridad, la luz llega de forma imprevista, porque la luz se autogenera, se abastece, pura energía que con frecuencia no puede develarse ni entregarse a la inspección pública. Luz es deseo. Y estos versos de “Mi lumía” de Girondo llegan desprevenidamente:
“(…) mi lubella lusola
mi total lu plevida
mi toda lu
lumía.”
Luminosa (2016)
Autora: Gilda Manso
Editorial: Milena Caserola
Género: novela