Por Angie Pagnotta
Dice Diego Rols en el prólogo del libro: “Por un lado está la mujer humillada, agusanada, ausente, condenada, ideologizada, que se manifiesta en un lenguaje práctico dentro de un contexto poético. Por otro lado, se encuentra una mujer con “conciencia encantada”, dentro del tiempo y no como observadora de él, que experimenta los límites del lenguaje escrito. Dos puntos, dos mujeres, que performáticamente se pelean a muerte.” Y esta figura representada es la dominante de La mosca en el techo y el libro se abre con un poema homónimo y en él se nos revela parte de la esencia retórica del libro y de, tal vez, un pequeño atisbo de esa disputa femenina.
De una u otra manera, aunque la obra pueda ser iniciática, también puede funcionar como visión de una literatura que comienza a gestarse para crecer. Muzzolón escribe con la premura y la transparencia innatas de las almas poéticas y eso puede verse en la forma en que vincula naturaleza, alma, deseo y lo femenino en frases bellas y simples como “Llora y enmudece la vida / cuando una mujer cierra su puerta a la locura”, “La herida se va perdiendo. Se recrea la piel con su propia saliva” o “Prefieres esta mentira y me convidas tus gusanos” del poema “Caníbal” el que tal vez sea mi preferido del libro por lo visceral de la imagen, por la crudeza, por la sutil crudeza de palabras hiladas perfectamente ante el silencio y el asombro de lo que se cuenta.
Por último, está presente el acontecer poético sumergido en la cotidianidad, en los meses y en los momentos del día como un elíptico, como una esfera circular del tiempo que parece detenerse mientras el silencio ocurre y la voz poética de Muzzolón aparece entre las palabras y los silencios. Así se construye este libro, desde la esencia y desde la gestación próxima de lo que vendrá, en un recorrido simple, cotidiano y persuasivo de los días que son y los que vendrán.
La mosca en el techo (2016)
Autora: Ivana Muzzolón
Editorial: Cave Librum Editorial, Coleccción Precipicios
