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Reseña #937- Microcosmos

victoriavazquez0

Por Lorena Gall

Salamandra, el segundo libro de María Victoria Vázquez que publicó el año pasado Textos Intrusos está compuesto por 16 cuentos notables que pueden leerse también como fragmentos de un único mosaico. Esta unidad formal y temática la sostienen los insectos, figuras bisagras en casi todos los relatos que aparecen para señalar el cambio de dirección de la trama o incluso sacuden el verosímil realista más de una vez. 

Voy a bocetar el contenido de varios relatos para ilustrar mejor lo que digo. «Noctilucas», por ejemplo, narra el salvataje trágico que una mujer emprende con un hombre ahogado. Tanto la aparición del cuerpo como el final están anunciados por noctilucas. En «Hudié», uno de los mejores cuentos de la colección, Zhao, un niño deforme y ciego, traza su destino junto a Hui Ying, quien terminará siendo una gran pintora del imperio chino. Aquí son las mariposas azules las que señalan los cambios sustanciales de la historia. «Erradicación», por su parte, deja oír los ecos del flautista de Hamelin al contarnos la historia de los efectos fatales que trae en una población de niños el uso de un nuevo piojicida. Este cuento es el que señala de manera más evidente la hipótesis del libro: acabar con aquello que el hombre siente como amenaza puede ser un camino del hombre. El problema es que ese camino también lo lleva a su propia destrucción.  

El prólogo, escrito por Bea Lunazzi, ya nos anticipaba que no encontraríamos aquí un mundo natural presentado como el lugar ameno, como regazo o salvación pero yo agregaría que esto justamente es así porque la naturaleza no es algo exterior al ser humano. Pensarla así es parte de la trampa en la que este cae cuando quiere protegerse. En uno de los cuentos, «Orugas», la fragilidad que el hombre siente cuando se asume como parte del mundo natural aparece incluso explicitada en boca de la narradora: “me resisto a la debilidad, a ser cuerpo, animal, producto con fecha de vencimiento.” 

Los distintos niveles del universo están interrelacionados de manera profunda. En «Desierto», por ejemplo, la contemplación de un escarabajo le provoca una distracción fatal a un aviador. En «Socorro», una mujer saca a un grillo al patio para no matarlo y el, como una especie de contribución, la premia con silencio. En «Piromanía», la negligencia de unos niños que deciden prender fuego unas hormigas termina por incendiar el bosque y la aldea en la que viven. En «Deforme», un grupo de niños se mete en un cementerio para explorar un cerebro-parásito del que han oído hablar, lo destruyen y al hacerlo, se desintegran ellos también.

Una y otra vez estos cuentos insisten en mostrarnos que la separación entre el hombre y el mundo es una ilusión. La naturaleza no es un mero recurso, somos una especie entre otras cuyas series deben vincularse con un fino equilibrio. En «Zumbido» solo un mosquito es capaz de devolverle a una mujer que ha intentado suicidarse la relación con el exterior. Y en «Plaga», en donde se narra el casamiento de una niña con un hombre mayor, las langostas llenan sus estómagos con la cena y terminan por amenazar la existencia de los invitados. 

Los insectos de Salamandra perturban esa falsa quietud en la que el hombre quiere vivir. Hacen caer, como termitas en un viejo edificio, cualquier mirada antropocéntrica de la existencia.

Salamandra (2019)

Autora: María Victoria Vázquez

Editorial: Textos Intrusos

Género: cuentos

Complemento circunstancial musical:

Un comentario

  1. Alejandra Alejandra

    Se adivina muy interesante su lectura , según lo que me transmite la reseña

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