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Reseña #347- Y las estrellas se ven muy diferentes hoy

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Escribimos nuestra canción en el espacio como si ya estuviéramos muertos e idos

Marilyn Manson, Disassociative

Por Matías Bragagnolo

La posibilidad de llegar en carne y hueso al espacio exterior ha sido, desde aquel primer viaje ruso en 1961, fuente de una nueva especie de paranoia: el horror a quedar “atrapado” no solo en el cielo, sino en algún tipo de situación crítica: incomunicación con la base terrícola, conflicto entre los pasajeros, desperfectos técnicos irreversibles, infección o invasión alienígena. La peor de las fobias, la combinación perfecta de agorafobia y claustrofobia. Encerrado/a en la nada, atrapado/a en el todo. Dentro o fuera de una estación espacial, con o sin traje de astronauta. Ya lo decía uno de los afiches promocionales de la película “Alien”, allá por 1979: “En el espacio, nadie puede oírte gritar”.

ADVERTENCIA / SPOILER / NUNCA DISCULPA ANTICIPADA:

El reseñador carece de conocimientos avanzados sobre literatura de ciencia ficción.

El reseñador aceptó el desafío tomando como premisa la absoluta impertinencia de tales conocimientos a la hora de reseñar esta novela corta llamada La analogía del cielo, escrita por la pluma (impecable, por cierto) de Ignacio Román González.

Solo recurriendo a un reduccionismo de catálogo de librería podría afirmase que esta nouvelle pertenece al género de la ciencia ficción. La analogía del cielo más bien utiliza el espacio exterior como caldo de cultivo para inquietar, asquear y divertir, sin duda en la conciencia de las implicancias particulares que el aislamiento sideral posee, así como también de los signos distintivos que acusa frente a otros aparentemente agotados, como el del náufrago en una isla virgen. 

Puritanos: están a tiempo de abandonar esta reseña. Incluso les concedo la indignación. Dios da pan a quien no tiene dientes, ya lo sé.

Precisamente, el cine ha sabido aprovecharse de este tipo de situaciones hasta el hartazgo. Desde geniales guarradas como Motín en el espacio exterior (1965) o El limo verde (1968) hasta joyas cinematográficas como 2001: Una odisea del espacio (1968) o Solaris (1968).

ACLARACIÓN / NUNCA DISCULPA:

Este reseñador carece de conocimientos cinematográficos ajenos a la década de 1960.

Ni siquiera la música ha sido inmune a esta paranoia, con el Mayor Tom de Bowie, que se pierde en el espacio en “Space Oddity” y reaparece inquietante y yonki diez años después en “Ashes To Ashes”, o bien con las peripecias del Capitán Beto en la canción que Spinetta escribió para Invisible.

Pero, sin más prolegómenos, es hora de repasar las 105 páginas de la primera nouvelle de Ignacio Román González, publicada por la promisoria editorial La otra gemela y ganadora, por cierto, del premio de novela Pelosdepunta 2016.

Siglo veintidós. Una estación espacial conteniendo a dos astronautas: Vladimir y Brenda. Dos astronautas que, a causa del empecinamiento de la ciencia, superan los ciento treinta años de edad y todo indica que podrían vivir bastante más. Incomunicados con la base, primero con aviso, luego del plazo estipulado, sin noticias. Trabajando en un proyecto cuya finalidad es reproducir planetas Tierra minúsculos, cual dioses. O al menos así lo ve en la soledad de su cabeza un perturbado Vladimir, erigido en dios psicótico del Proyecto Multiverso 0110010111 GÉNESIS. O bien postpsicótico, como insinúa la novela.

Con climas opresivos, ambiente agreste y una tensión sexual hombre-mujer a medio camino entre el conflicto y la apatía, “La analogía del cielo” nos remite a la hipótesis de un J.G. Ballard de verdad fascinado con las tramas en el espacio exterior. Los sentimientos humanos tal como los conocemos han sido arrojados por el autor a un agujero negro: no están en la narración, no están en el argumento, y los pocos que todavía brotan de los personajes son lo suficientemente atípicos como para incomodar al lector.

Y entonces la condensación del mentado conflicto. Y entonces la demencia del uno, la desesperación de la otra. El horror vacui. La mierda. La sangre. El asco. La incertidumbre resumida en una inquietante variación del interrogante cristiano: “¿Por qué me has expulsado, Dios?”.

POST SCRIPTUM

Variedad en la forma. No quiero olvidar ese detalle que agradezco al autor. Varios capítulos son meros extractos tanto de la bitácora registrada en audio por Vladimir como de la grabación de Brenda encerrada en su traje espacial, flotando alrededor de la base sin posibilidades de reingresar (“Solo ha pasado la mitad de un día y ya he visto ocho veces al sol ponerse y levantarse”), y presentados en una conferencia sobre “psicología y neurociencia del longevo” de la Universidad del Comahue (perteneciente a unos supuestos Estados Confederados del Sur). Otros capítulos recurren a la más tradicional tercera persona, narrador omnisciente; aunque también puede hallarse un registro protocolar del Proyecto Multiverso 0110010111 GÉNESIS.

La analogía del cielo (2016)

Autor: Ignacio Román González

Editorial: La Otra Gemela

Género: Novela

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