Por Josefina Fonseca
“Las vacaciones en Córdoba/ un día serán pasado”, le dijo su padre en la mesa de un bar. Silvia Sandín Rosón era todavía una niña y se resistía a la idea de que las cosas pudieran cambiar. ¿Perdería el lago, las caminatas al cerro, las tardes en la pileta municipal, la jalea cocinándose como un perfume en los días de lluvia? ¿No volvería a sentir la malla fría y mojada en su panza, el sabor del té de hierbas que juntaba con sus abuelos en el monte, la calidez blanda del cuerpo de su abuela, la sensación de que el tiempo no corría? ¿Perdería en esa pérdida su infancia? “Fue entonces que empecé/ sin saberlo/ a transitar el arte de perder”, dice en El regreso (El Ojo del Mármol, 2016), su primer poemario que es a la vez un viaje en el tiempo, una batalla minuciosa que reconstruye una parte de su historia y la devuelve como un presente que es posible volver a habitar.
“Respiro hondo./ Con los ojos abiertos, sueño”; es así como la autora recrea la villa cordobesa en la que vacacionaba con su hermana y sus abuelos y nos sumerge en el ritmo y las sensaciones de un paisaje casi virgen. Porque dejar de ver se parece a veces a dejar de sentir, advierte: “Temo que al cerrar los ojos/ se disuelvan para siempre/ en la negrura silenciosa de la noche”; entonces, como si dejara una luz encendida para no volver a conciliar el sueño, nos mantiene en tiempo presente, detrás de una cámara testigo en la que los días se suceden imperceptiblemente al resguardo de esos abuelos que “logran la magia”:
Amanece
“Piar de pájaros recién despiertos.
Olor a rosas que se abren.
Ramas colmadas de frutos.
La puerta de la pieza
está entreabierta.
Partículas de luz dorada
se cuelan por la persiana.
Juego de sombras en los cuerpos.
Respiración profunda.
Los abuelos espían
el sueño de las nenas.
Todo está en orden.
Un día nuevo empieza.
Hay mucho por hacer”.
Entre esos retazos de recuerdos, aparecen poemas -acaso perfiles en verso- sobre pobladores de la villa que dejaron marcas en su historia; personas que completan a su vez una geografía porque son, en cierta manera, ese lugar. María, Don Severo, Helga, La Vieja, El Tata, Augusto son algunos de los que dan nombre a los únicos poemas que la autora escribe en pasado, como si el paso del tiempo se consumara definitivamente sólo a través de los otros.
“Trato de entender/ que alguna vez fuimos esas”, escribe Sandín Rosón mirando diapositivas de aquellos años. Quienes escriben suelen decir que lo hacen para comprender, para construir(se) algún tipo de respuesta. “El tiempo y el espacio/ son una fantasía absurda” es, quizás, lo que la autora de El regreso necesitaba saber.
El regreso (2016)
Autora: Silvia Sandín Rosón
Editorial: El Ojo del Mármol
Género: poesía
Muchisimas gracias Josefiba Fonseca por tu delicada y minusiosa reseña. Me siento nuy honrada.
Mucho nos vimos, poco relacionamos, pero con el correr del tiempo y leyendo estas reseña encuentro a aquella Silvia que en el pasado conocí. Me gusta. Un saludo.