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Reseña #781- Infinitos los modos de decir del cuerpo

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Por Josefina Fonseca

¿Hay una frontera que separa la salud de la enfermedad? ¿Con qué movimiento se entra en un estado o se sale de otro? ¿Qué puertas se abren -y cuáles se cierran- cuando ese supuesto límite parece ser traspuesto? En Historia Clínica (Del Dock, 2016), Maricel Santin -escritora, actriz, dramaturga, docente- despliega recursos y herramientas para que sea un escenario de polifonías desde donde la poesía dispare las preguntas.

“Derrame” es la primera parte del poemario, una sucesión de fragmentos que constituyen, a su modo, un relato: el abuelo “vuelca” en la mesa familiar y hace caer con él una bomba que expone -en el nuevo ordenamiento que deja el desastre- la tradicional (y patriarcal) división de roles familiares. Porque la vulnerabilidad y el delirio, lejos de suavizar el peso de la voz dominante, le otorgan al “hombre más grande” de la familia una potencia nueva, un estado de inimputabilidad que viene con la enfermedad: “Resulta que el poder/ es decir lo que vos quieras/ y que nadie te discuta, /tocarle el culo a quien te cuida, /ventilar/ viejas infidelidades/ en presencia de la abuela”.

“Menos mal”, la segunda parte, rompe con la lógica narrativa de “Derrame”. Se trata de poemas que, aunque escapen de la correlación, permanecen en la zona de la intimidad familiar indagando siempre en la línea fragilísima que pareciera separar la salud de lo demás. La enfermedad aparece como una constante que materializa sus variantes: un estado de poder en la misma cuota en que es estado de necesidad, pero también la chance de desenmascarar todo aquello que es dado en transmisión para construir una posibilidad: “Hermanos asustados/ por el árbol genealógico/ plantan paralelo una semilla/ hablan por teléfono/ él se compra una trompeta, ella patina/ mientras esperan/ ver las ramas nuevas./ Así se cuidan./ Tener un hermano, menos mal”.

En “Internaciones breves”, tercera y última parte del libro, la voz narrativa se adentra en el rol de docente en una institución de salud mental. Haciendo uso de diversos recursos que generan la ilusión de una puesta en escena en la que cada actor dice sus líneas (fragmentos de diálogos, notas encontradas) la autora se sumerge en la contradicción de estar afuera y entrar, de entrar y dejar bajo llave a quienes no pueden salir. “Sos linda, tenés/ los ojos bien”, es tal vez la frase más significativa que Santin nos comparte para mostrar la crudeza de una diferencia que de tan intangible alcanza –incluso a través de la autopercepción que distingue un lado del otro– niveles de ubicuidad.

Historia Clínica desanda con musicalidad –y un muy necesario sentido del humor– discursos y prácticas familiares e institucionales que se inscriben en la lógica binaria que rige casi todo: salud o enfermedad. No habrá respuestas nuevas después de la lectura sino más bien lo contrario, y ese sea acaso uno de sus grandes hallazgos.

Historia clínica (2016)

Autora: Maricel Santin

Editorial: Del Dock

Género: poesía

 

Complemento circunstancial misical:

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