Por Gerardo van Junker
Cuando agarré de entre los libros del escritorio –la línea de la culpa, los que me faltan leer- el libro de Claudia Sobico, La Grafa, me llamó la atención los colores y uno en particular: el naranja, el mismo que tenía el sol del amanecer afuera. Lo guardé en la mochila y salí con mi hija a tomar el colectivo.
Ya arriba, medio dormido, noté los detalles: la tapa tiene un diseño que emula la tela y me di cuenta a que hacía referencia. Entonces me metí en el libro.
La Grafa está protagonizada, principalmente, por una niña criada en la Argentina y digo principalmente, porque en esta novela se da un choque de voces. A veces se hacen más adultas, otras cambian de género y perspectiva. Son las voces del recuerdo que vuelven. Los capítulos son breves porque recuperan historias fragmentadas y las retratan desde el punto de vista de la niña. La Grafa es una novela con un permanente ejercicio de memoria; sobre ese ejercicio la autora construye: la fábrica y la casa. Los tíos de un lado y del otro. Ir a visitarlos. Los discursos parentales. Recuerdos… y los recuerdos a veces se mezclan.
Hay algunos puntos en los que como lector me sentí desconcertado, pero a la vez entendí que cuando pasa mucho tiempo, y no importa cuán memorioso se sea, las anécdotas se vuelven difusas.
Una de las voces que, particularmente, me resultó más interesante es la del padre (el que trabaja en “La Grafa”) y cómo atraviesa la narración cotidiana con el pensamiento obrero. La autora hace hablar al padre y es capaz de sintetizar en una sola oración toda la historia de la clase trabajadora argentina: “¿Qué yo no lucho? Yo soy el héroe acá. Pero a mí nadie me ve”; también de exponer, a través del mismo personaje, las jugadas de los jefes “Están tomando gente. No tomaron muchachos, tomaron todos grandes, padres de familia. No son ningunos boludos, saben que a nosotros nos tienen agarrados de las pelotas.”
Alejandra Zina dice en la contratapa “…Claudia Sobico vuelve al mundo de la infancia con el mismo propósito que quizá volvemos todos, poner algunas cosas en orden para ver lo importante y duradero.”
Por eso es necesario leer esta novela, para que como lectores recuperemos a través del paralelismo nuestros propios recuerdos, para darles vida de nuevo a los que ya no están. Porque el olvido es una forma de morir. No dejemos que lo mismo le pase a nuestro pasado.
La Grafa (2015)
Autor: Claudia Sobico
Editorial: Alto Pogo
Género: novela