Por Yael Noris Ferri
La nouvelle Decir Berlín, decir Buenos Aires de Saúl Sosnowski, editada por Paradiso, se presenta como esas piezas de arte valiosas buscadas por los coleccionistas del buen gusto literario. Esas piezas presentan su valor por exponer entre algunos detalles, la posibilidad de un encuentro con lo singular en su exaltación. El valor literario en tan solo 126 páginas, cumpliendo aquel ideal que Goethe sostenía: “decir mucho con poco». Podemos leer que el escritor se monta en el camino de la narración para translucir miniaturas de lo vivido talladas en las palabras que cuentan la historia.
Todo parece iniciar en la ciudad de Berlín. Mientras Alejandro Subbass camina un día bajo la llovizna fina y pisa aquella baldosa-marca que lleva grabadas palabras denunciatorias: Memoria y Justicia, terrorismo de estado. Palabras que son signos de que hubo crímenes, horror, holocausto. Hay nombres en las baldosas y allí historias que no van a ser borradas. La placa junto a los adoquines que está en la foto portada del libro marcará que aún en esa ciudad, se puede proceder a un decir. Recuerda, toma su foto en blanco y negro, se mira en el retrato y aparece allí la división: sentir que tiene un pie en cada hemisferio. Las ciudades que recorre, sus lugares, ese departamento que habita, el café que frecuenta, son solo escenarios. En lo profundo habitan otros tiempos, como el recuerdo de estar en el colectivo 109 de la infancia transcurrida en la ciudad de Buenos Aires, en el recorrido de la escuela a su casa. Los recuerdos de esa lengua materna le hablan. La judiada, el insulto a un nombre, bajarse del colectivo en las paradas anteriores. El fundante recuerdo de su madre que enjugaba llanto mientras nombraba a cada uno de los familiares presentes en la historia de esa foto. A esas fotos recurre Subbass cuando está enfermo. Las acuna por las noches dentro de una caja que cala hondo en su vida. Allí se encuentran los que cruzaron el mar y los que no tuvieron posibilidad de hacerlo. Los nombres de su rompecabeza, con fechas de ausencias y presencias, con piezas perdidas. Los recuerdos parecen zambullirse junto a él, en sus rutinas natatorias, entre brazada y respiro cuenta vueltas a la pileta, mientras nada y nada, como una manera de no hundirse en el agua del olvido.
No habrá olvido porque hay escritura y ella aparece metonímicamente cuando puede marcar un blanco para la letra. El personaje no se queda solo en volver al recuerdo infantil. Uno de los que relata: “Con gestos que había visto en tantos conciertos recordó la batuta que se había hecho de chico lijando un palo que su padre le había traído del taller». Sin embargo puede hacer un uso de esos recuerdos para abrir otro camino. Lo dice así: “del chico solo quedaba un difuso guardapolvo blanco”, un guardapolvo blanco de niño, un delantal blanco de madre y por primera vez aparece una novedad en homofonía: la pared en blanco-hoja blanca, como un sustituto inventado que posibilita escribir otra historia. Clavando alfileres en el mapa de la pared y tipeando esas palabras de cuatro letras: todo, nada, odio, amor. Buscando posibles formas de nombrar una identidad en su historia.
La historia se busca en esos “ecos de otra caminata cedida a la nada”. Alejandro tendrá siempre clavada en su pecho la duda. Esa duda lo llevará a la palabra que abre a la acción incesante de trazar esas líneas necesarias que nombran un álbum familiar, un árbol de vida frente a tanta muerte.
Inesperadamente la novela sorprende con un giro, un encuentro con una mujer, contingente, casual y allí vendrá la fortuna: el amor. El nombre de esa mujer, desmantela la novela.
Saúl Sosnowski compone esta obra que tiene claves, marcas, fotos, cartas, letras, nombres. La memoria es una huella incandescente presente en Decir Berlín, decir Buenos Aires.
Saúl Sosnowski ha dedicado su vida a la literatura. Hace 48 años que es el director de la revista Hispamérica, revista que transmite la literatura en todo el mundo. Su amor y lucha por las causas justas, los derechos humanos y la defensa de la Memoria fue galardonada por el premio: “Ezequiel Martínez Estrada” en su libro “Cartografías de las letras hispanoamericanas: tejidos de la memoria”. “Decir Berlín, decir Buenos Aires” es su primera novela y los lectores estamos, como dice Martín Kohan en la contratapa, celebrando: “y la literatura de Sosnowski consigue eso que no siempre la literatura consigue: conmover”.
Decir Berlín, decir Buenos Aires (2020)
Autor Saúl Sosnowski
Editorial: Paradiso
Género: novela
Complemento circunstancial musical:
Yael querida,
me emociona tu reseña, me atraviesa tu sensibilidad.
Calaste tanto en tus palabras!
muchas muchas gracias.
fuerte abrazo
y es la primera reseña publicada! maravilloso!!!
Querida Yael, tu pluma es de una sensibilidad que transporta y aviva el deseo por la lectura de este libro que a la brevedad leeré.
Un abrazo grande!
gracias por provocar el deseo de lectura
Andrea Amendola