Por Hernán Carbonel
Cuando Gay Talese recibió la carta de un tal Gerald Foos no imaginó que debería esperar más de tres décadas para escribir sobre él, y que el libro le traería algunos dolorcitos de cabeza.
Foos era, sobre todo, un voyeur: dueño de un complejo (hotelero y psicológico) desde su más tierna infancia, atado a la atracción por una de sus tías, pensó que lo mejor era comprarse un motel, no sólo con el fin de solventarse económicamente, sino para satisfacer sus deseos de espía sexual y entrometerse en la intimidad de sus clientes -sin que ellos se enterasen, claro. Además de convertirse, según él mismo, en “historiador social”, “pionero de la investigación sexual” y obtener una “muestra enormemente representativa de la población estadounidense”, haciendo de su bunker un “laboratorio para el estudio del comportamiento humano”.
Foos toma nota de lo que ve, acopia información que podría formar parte de un libro cree que su experiencia debe ser contada. La suya es la historia de un hombre particular; particular como tantos hombres en tanto tengan una particularidad.
Esa es la historia que va a contar Talese en El motel del voyeur.
Con el diario de Foos disponible como material de primera mano, el periodista se convertirá en el complemento que acompaña en silencio los secretos del protagonista. Con citas pasajeras a los libros que fue escribiendo durante los años que duró el contacto postal y alguna que otra mutua visita, Talese se convierte en confesor, rescata el asombroso uso del lenguaje de Foos, su capacidad narrativa y descriptiva. Narra el origen de su afición, los métodos con que consiguió mantener su inclinación al espionaje, cómo eso lo convirtió en un ser pesimista, desesperanzado. Incluso cómo fue testigo de un asesinato.
Luego de publicarse en EE.UU. en 2016, cuando los derechos del libro estaban a punto de ser vendidos al cine, se destapó la olla de la descredibilidad de Foos: las fechas no cerraban; el asesinato que dijo haber presenciado en 1977 y que en su momento omitió denunciar, no figuraba en los archivos de las autoridades policiales y judiciales.
Eso no desacredita en modo alguna la historia. Narrada con sobriedad y contundencia, Talese no viene a desencantarnos a sus 85 años. Ya lo escribió hace mucho tiempo: “Soy un periodista haciendo periodismo sobre sí mismo y al mismo tiempo introduciendo en el marco las historias de la gente con la que me relaciono”.
El motel del voyeur (2017)
Autor: Gay Talese
Editorial: Alfaguara
Género: Non Fiction Novel