Por Victoria Mora
En la novela Con la muerte acuestas, de Gabriela Urrutubehety, se lee como epígrafe una poesía de Miguel Hernández en la que se encuentra el verso “la pena tizna cuando estalla” ¿qué penas están a punto de estallar en San Augusto, un pueblo de la costa marítima de Buenos Aires a casi veinte años de la desaparición de Tencha? La respuesta a esta pregunta sostiene un relato enigmático y revelador a la vez, que con la cadencia de su prosa revela tanto desde lo explícito como desde lo no dicho. Lo que no se dice, pero se susurra o se oculta, en un pueblo que se encuentra en el velorio de Raúl Martinelli, tiene una potencia que por momentos desgarra.
Martinelli decidió suicidarse 18 años después de la trágica noche que cambia sus destinos para siempre. Termina con su vida frente a su mujer y a su hija, quién posee un leve retraso mental, hija que es la sobreviviente de una noche en la que un grupo de tareas secuestra a su hermana mayor.
Hay un cuerpo que ya nunca se recupera, una ausencia que se instala en el pueblo y que no deja que el duelo avance hacia una tramitación posible. Lo que se oculta retorna, estalla y tizna aunque se haga lo imposible por silenciarlo, todos quedarán manchados.
“Esta es una de esas historias que el pueblo de San Augusto prefiere no contar-aunque todos lo sepan- por qué Raúl Marelli se suicidó de un tiro en la boca. El pueblo entero fue al velorio e incluso muchos lamentaron sinceramente esa muerte, pero después de que el cajón fuera enviado al crematorio de Mar del Plata, no se volvió a hablar del tema. Sin embargo, la historia quedó ahí, a mano para ser contada, aunque no hubiera nadie dispuesto a hacerlo”
Qué lo empujó a esta decisión es un enigma que ancla esta novela en lo mejor del género negro, un policial que muestra la corrupción de un país heredero de una dictadura cívico militar, de un horrendo y siniestro genocidio. Escribe Guillermo Saccomanno en Cámara Gesell “un país que ha tenido campos de concentración está podrido hasta el tuétano. Somos todos gusanos” Con la muerte a cuestas retrata con maestría como los gusanos sobreviven a la tragedia, según de quién se trate los veremos intentarlo con más o menos dignidad, escrúpulos y ética.
“Si quién debe contar la historia no la cuenta, inevitablemente alguien se encargará de hacerlo. Pero las historias que no se cuentan cuando y como es debido tienen ineludible destino de parodia” escribe Urrutubehety. La autora se hará cargo de su propia sentencia y escribirá una novela imperdible que inquieta tanto como atrapa y a la que no se querrá soltar hasta que todo sea dicho como es debido.
Con la muerte a cuestas (2014)
Autor: Gabriela Urrutibehety
Editorial: Letras Sudaca
Género: Novela