Por Analía Pinto
Hay varios frentes desde los cuales es posible empezar a hablar de este libro (Contra la arrogancia de los que leen, Trama Editorial, 2018). En primer lugar, es un libro sobre libros, como lo es la gran mayoría y por ello ejercen, en todo tiempo y lugar, su enorme fascinación. No menos importante, es un libro sobre hábitos de lectura y conductas particulares de esos seres tan elusivos como son (somos) los lectores. Pero también es un libro sobre la industria del libro y más específicamente sobre la industria editorial, sus alegrías, sus pesares y sus manías. Podría seguir enumerando pero no quiero aburrir y quiero referirme al vínculo especial que me une a este libro, más allá de mi amistad personal con su autor.
Cuando Cristian Vázquez me comentó que existía la posibilidad de que una editorial española recopilara y editara sus bellísimas columnas semanales en Letras Libres, no sólo me alegré muchísimo porque esos textos merecían sin duda trascender la web y llegar al papel, sino que también me imaginé este libro. Empiezo a hablar aquí como editora: imaginé que debía tener una portada acorde, una tipografía serif agradable a la vista y muchos otros detalles de ñoñería libresca que les ahorro porque Trama Editorial (¡alabados sean!) los hizo realidad. Mi alegría fue aún más grande cuando tuve el libro en mis manos y le dije a su autor “¡es exactamente así como me lo imaginaba…!” y este es un milagro que ocurre muy pocas veces.
Sigo hablando ahora como reseñista: las columnas semanales de Vázquez versan sobre numerosos temas, vinculados siempre al mundo de la letra escrita. Con ocasión de este libro, el autor seleccionó un buen y hermoso puñado de ellas y las dividió en tres grandes secciones: “Libros”, “Lecturas” y “Escrituras”. Las columnas casi siempre se estructuran a partir de un recuerdo o una anécdota personal que dan lugar a un tema candente para autores, lectores y editores, a saber: los títulos en los lomos de los libros, ¿hacia dónde deben mirar?; ¿por qué nos gusta tanto ver a otros leer?; ¿es cierto que hay autores de novelas policiales que han llevado a cabo crímenes para mejor escribirlas?; los libros, ¿se subrayan o no?; ¿de verdad existen máquinas de contar historias?; ¿compramos libros que no pensamos leer y hablamos de libros que no hemos leído?; ¿hay una ética del lector?; ¿de qué vive un escritor?; ¿a partir de cuándo existen las palabras?; ¿hay un perfume con olor a libro?; ¿los que leen son más arrogantes que los que no leen?; ¿recordamos más aquello que leímos o el momento en el que lo estábamos leyendo? Y muchos otros interrogantes que el libro, de provocativo y maravilloso título, no se arroga el derecho de responder pero sí de invitarnos a pensarlo, debatirlo y asentir con satisfacción en muchísimas oportunidades.
Posdata: Iba a agregar un párrafo alertando de la pena que significaba que este libro, por ahora, sólo pudiera conseguirse en España, pero al momento de cerrar esta reseña su autor me comunicó que existe la posibilidad de que sea editado en nuestro país. Crucen los dedos y si se confirma, los invito, sin ninguna arrogancia, a que corran a comprarlo y se zambullan en las cálidas aguas de sus páginas. Sé que me lo agradecerán todos los que sean bibliómanos como yo.
Segunda posdata: palabras que aprendí con este libro: copistería, croquera. No vale googlearlas.
Contra la arrogancia de los que leen (2018)
Autor: Cristian Vazquez
Editorial: Trama
Género: ensayo
Complemento circunstancial musical: