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Reseña #244- El quinto Stone de la literatura olvidada

 

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Por Valentina Vidal

No es una biografía sobre los Rolling Stones. Tampoco transcurre en los años sesentas, ni habla de Woodstock. Stoner, de John Williams (Fiordo Editorial 2016) trata acerca del hijo de unos granjeros pobres en Misuri, nacido a fines del siglo XIX, destinado a seguir los pasos de sus padres y trabajar en el campo. Pero poco importa si la historia está contada en 1913, porque ese chico que rechaza un destino casi ineludible, podría ser una tajada en la vida de cualquiera que tenga la posibilidad de decidir sobre su futuro sobreponiéndose las circunstancias a través de la literatura. La historia está narrada en una tercera persona engañosa. Se sabe lo que siente pero hasta cierto punto. Se sabe lo que reflexiona hasta cierto punto. Lo que no evita que William Stoner provoque una empatía tal que atraviese su propio tiempo.

Stoner tuvo varias ediciones y fue ignorado por décadas. La primera en 1965, la segunda en 1966, la tercera en 1981, la cuarta en el 2003 y ahora en el 2016 es dónde finalmente se la reconoce como una obra maestra de la literatura. Se dice que es un libro casi autobiográfico, ya que John Williams (1922, Clarksville, Texas) tenía los mismos orígenes que su protagonista y fue profesor de literatura como él. Algunas de las problemáticas que hay en la historia fueron las que vivió un colega que fue su amigo dentro de la universidad. ¿Es finalmente la victoria del solipsismo entonces? No lo creo, porque si bien es una narración que contiene supuestos sucesos de la vida de Williams, la aleja de sí mismo y nos deja en claro su punto de vista en este fragmento: “¿Quién eres? ¿Un sencillo hijo de la tierra, como te dices a ti mismo? Claro que no. Tú también estás entre los enfermos…eres el soñador, el loco en un mundo aún más loco, nuestro Quijote del Medio Oeste sin su Sancho, retozando bajo el cielo azul. Eres lo suficientemente brillante, o al menos más brillante que nuestro amigo en común. Pero tienes esa mancha, esa enfermedad. Crees que aquí hay algo, algo para descubrir. Bien, en el mundo te enterarías pronto. Tú también estás destinado al fracaso; al mundo no le darías batalla. Dejarías que te masticara y te escupiera, y te quedarías preguntándote que salió mal. Porque siempre estarías esperando que el mundo fuera algo que no es, algo que no desea ser. El gorgojo en el algodón, el gusano en la legumbre, la larva en el maíz. No podrías afrontarlos y no podrías combatirlos, porque eres demasiado débil y demasiado fuerte. Y en el mundo no tienes a dónde ir.”

Stoner no cuenta con grandes quiebres dramáticos, como tampoco se compone de párrafos que se puedan extraer caprichosamente. Cada uno de ellos funciona como un dipositivo y la historia se engrandece de forma gradual. Surge también, a medida que pasamos las páginas, cierto encandilamiento; hay algo del mantenerse estoico, del sobrevivir gracias a la literatura, que nos reserva el derecho a sacar de la galera la propia experiencia de haber sido rescatados por una gran historia justo en el momento en dónde más lo necesitábamos, y ese es el lomo de la ballena que volvemos a acariciar leyendo esta novela.

“– ¿Acaso no lo sabe señor Stoner? – preguntó Sloane- ¿Aún no se comprende a sí mismo? Usted será profesor. De pronto Stoner pareció estar a gran distancia, y las paredes de la oficina se alejaron. Stoner se sintió suspendido en el aire, y oyó preguntar.- ¿Está seguro? –Estoy seguro señor Stoner. – Dijo jovialmente Sloane- Usted está enamorado. Es así de sencillo.”

Y este enamoramiento contagia y se extiende durante todo el libro. En tiempos dónde cuesta tanto no perdernos dentro de nosotros mismos, del texto en primera persona, del estado en las redes sociales, Stoner viene a mostrarnos cuarenta años después, una vieja costumbre a veces olvidada: contar una historia sencilla con una magnífica capacidad narrativa al servicio del lector.

-Caballeros, ¿alguna vez han reflexionado acerca de la verdadera naturaleza de la universidad? – Claro que no. Sospecho que nuestro amigo Stoner la considera un gran depósito, como una biblioteca o un prostíbulo, a dónde los hombres van por voluntad propia y escogen aquello que los completará, dónde todos trabajan juntos como abejas en una misma colmena. La Verdad, el Bien, la Belleza. Están a la vuelta de esquina, en el próximo pasillo; están en el próximo libro, el que no has leído, o en el próximo anaquel, al que no has llegado. Pero un día llegarás. Y entonces, cuando llegues…- Miró el huevo un instante más, luego le dio un mordisco y se volvió hacia Stoner, masticando, con un destello en los ojos oscuros.”

La pregunta es: ¿por qué será que necesitamos que alguien nos diga que una novela es importante para prestarle la atención que merece? Tal vez no fue su tiempo. Tal vez es ahora que se necesita hablar del otro y reconocerlo como tal. O tal vez sea la peor de las teorías y la industria tenga cientos de grandes novelas olvidadas en algún depósito a la espera de un ojo arbitrario que alimente sus cuentas bancarias. Mientras tanto, nosotros agradecidos de que por fin Stoner haya llegado a nuestras manos.

Stoner (2016)

Autor: John Williams

Editorial: Fiordo

Género: novela

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