Por Rubén Risso
Yo estoy aquí para hablarle de Usted está aquí.
Ganadora del concurso de novela negra Córdoba Mata 2015, Usted está aquí es una propuesta fresca y profunda. Personalmente, amo las novelas y cuentos que hacen partícipes a los lectores. Y si a la rotura de la cuarta pared le sumamos un dedo acusador, la naturaleza increpadora del relato resulta ser demasiado rica para dejarla pasar desapercibida.
Si nuestro deseo es adentrarnos en la vida y obra de David –un protagonista reservado, discreto– vamos a encontrar más de una dificultad en realizar la transferencia necesaria con él. Yoiris rompe esquemas, los rearma en maquinarias de ataque, un proceso parecido al que se someten los que transitan el sistema carcelario.
Con un dedo apuntando a nuestra frente, mudo en su empresa pero abandonado a las palabras de la consciencia superior, Yoiris va a impulsarnos a abandonar la zona segura del pensamiento y el confort de la corrección política para acusarnos como lo haría toda población si le cargásemos la cola del vestido. No hay matices, no hay lugar para la duda. “Usted está aquí porque mató a su madre” nos repite de tanto en tanto; y yo que dudo, en más de una ocasión, de matar a la mía, pude sentir el peso superyoico de esa sentencia precoz como si el dedo que me apuntara fuese blanco y puro y yo nomás una piltrafa desdeñable.
Bienvenidos al Sistema, a una institución donde no hay razones para saber el por qué, el cómo o el quién; semejantes factores solo sirven a los fines de la sentencia. Hay una frase que hizo eco en mi cabeza durante toda la lectura. La leí en la facultad y jamás la olvidé. Me permito citarla.
“Es sobre la lógica destructiva como se mantiene la eficiencia de la organización institucional, porque la institución en cuanto organización no puede permitirse riesgos”.
El autor es Franco Basaglia, psiquiatra italiano, autor de Los crímenes de la paz. El capítulo en el que la frase se encuentra se llama La criminalización de la necesidad. En él nos quiere decir, a fines simples, que no seamos ilusos, pues si existe la institucionalización no es sino para guardar tras sus gruesos muros los desechos que el mismo sistema social produce.
Pensemos, entonces, en esa vía. Yoiris cumple con su cometido: nos hace amar a un personaje que no es más que un asesino a sangre fría. Lo acusa, lo institucionaliza (la casa del amo, el centro juvenil, la escuela, la cárcel) desde antes de que aprendiera a caminar y lo convierte en una máquina descorazonada, muda e inteligente cuya mirada podría hacernos cagar encima. Y lo amamos, claro, porque ese David no es sino la condensación de todo lo que durante la jornada perjuramos odiar. Todo ese terror, infundado en un deseo que no se puede formular.
Con unas últimas palabras sorprendentes e inesperadas, pude reafirmé lo que ya sabía: La cruzada de Yoiris no es ciega ni idiota. Está direccionada, da pasos duros como la mano que la construyó. La mano de la Ley… la de la culpa, quizá.
O aquella que mencionara con antelación, la del deseo enterrado de ser apuntado por el magnífico dedo acusador.
Usted está aquí (2016)
Autor: Pablo Yoiris
Editorial: Raíz de dos
Género: novela